[Dell’ Economía publica e delle sue attinenze colla Morale e col Diritto]. Obra publicada en 1859. Entre sus obras científicas, no sólo es la más extensa, sino también la que más contribuyó a su fama en el campo de los estudios. Se divide en cinco libros. El primero, que sirve de introducción, contiene algunos rápidos y sugestivos esbozos históricos sobre hechos y doctrinas económicas desde la antigüedad hasta los tiempos modernos: pasa revista a las distintas formas de organización económica que se han sucedido a través de los siglos, y los antecedentes y desarrollo de la moderna «doctrina del orden social de la riqueza», cuyos defectos y lagunas se indican; se refutan también varias de las acusaciones que le hacen sus numerosos adversarios.
El segundo libro examina ante todo la cuestión fundamental de si la economía es ciencia o es arte: expone y discute algunas de sus más importantes teorías, tratando de las necesidades, del valor, de los sucedáneos, de la renta de la tierra, de la población, sacando a la luz algunos de los factores morales que influyen sobre la vida económica. En los libros tercero y cuarto, los más originales, se estudian las conexiones entre los diversos órdenes de fenómenos económicos y su relación con la moral, ilustrando la teoría tan cara a Minghetti, de las «proporciones» — nosotros diríamos del equilibrio — entre estos diversos órdenes de fenómenos.
«La máxima producción, la óptima distribución, el intercambio más fácil, el consumo más adecuado, y también las necesarias relaciones de todas estas partes entre sí, surgen de la ley de la proporción: sin ella, la riqueza pública no puede desenvolverse bien y no produce los benéficos efectos que tan ardientemente se esperan». El quinto libro está finalmente dedicado al examen de las relaciones de la economía con las diversas ramas y con las principales instituciones de derecho público y privado, y trata también muchas cuestiones de política económica. Son frecuentes en toda la obra las referencias históricas y los pasajes polémicos: especial mención merece la cerrada crítica que hace el autor de las doctrinas de Proudhon y de Bastiat, oportunamente enfrentadas.
Se puede decir que no hay cuestión importante de política, de economía, de filosofía del derecho, que no esté tratada y presentada en sus términos esenciales, siempre con discreción y sagacidad de juicio: por eso este libro está justamente considerado como «un áureo compendio de todas las disciplinas civiles». Si algo perjudica a la obra en algunos puntos, es la influencia de la llamada escuela optimista, a la que Minghetti no supo sustraerse por completo. Digna de particular mención es la posición intermedia sostenida por él entre la escuela clásica o liberal y la socialista, no sólo por los antecedentes históricos con que se relacionaba respecto a los economistas italianos, sino también por el desenvolvimiento ulterior de la doctrina hasta los tiempos más recientes. Ninguna otra obra de Minghetti revela como ésta su amplia visión de la realidad, su sentido de los problemas concretos y su sano equilibrio.
A. Norsa