Revista de estudios religiosos publicada en Milán desde 1907 a 1911, dirigida por A. Alfieri, A. Casati y T. Gallarati-Scotti, interesante testimonio de un estado de ánimo que intentó resolver en la sociedad italiana pretendidos conflictos de su formación política y espiritual: la diferencia entre ciencia y fe.
Por el camino que ya señaló el Santo (v.) de Fogazzaro, pero con más definida exigencia de claridad, aquella revista intentaba establecer nuevas posiciones de la cultura italiana, la cual, después de una crisis secular, se desprendía de la tradición religiosa. Como ya se vislumbraba en el personaje de Fogazzaro, la religión debía ser sentida como problema esencial de la civilización moderna, más allá de toda cómoda negación. Sin insistir acerca de la actitud de Fogazzaro, la revista creyó emprender la decisiva cuestión de la renovación del pensamiento católico. Tendencialmente ligada al movimiento modernista de Loisy y de Tyrrel, aquella revista ofrecía sus particulares actitudes literarias, pero le faltaba una resuelta seguridad de sí misma, de manera que cuando la Iglesia condenó aquel movimiento, el grupo que había dado vida a la revista se dividió.
Ya el movimiento idealista con Croce y Gentile había declarado la inconsistencia filosófica de un pensamiento que se basaba sólo en reivindicaciones religiosas, y que, por su misma tendencia a una finalidad indeterminada, se apartaba de las luchas del pensamiento moderno y de su dialéctica histórica: esta revista llevó cierta inquietud y ansias de «renovación» interior a la formación moral del país, y en vastas zonas de la vida nacional y social representó durante cierto período un estímulo eficaz para pensar de nuevo en los problemas de la religión. Colaboró en Il Rinnovamento, entre 1907 y 1909, Boine, con algunos ensayos sobre San Juan de la Cruz, Servet, Calvino, Calvinismo y Fideísmo, y una docena de recensiones sobre temas religiosos y filosóficos, con un misticismo vago y angustioso que recogió después en el volumen La herida no cerrada (v.). Después Volpe publicó gran parte de estos escritos en el volumen Movimientos religiosos y sectas heréticas en la sociedad medieval italiana. En la obra crítica y literaria de Gallarati-Scotti en aquella revista, se reflejan también las ansias y las luchas espirituales que lo turbaban.
Él, con otros compañeros, se sometió después a las supremas decisiones de la Iglesia, mientras otros escritores del grupo, más decididamente modernistas, como Romolo Murri y Ernesto Bonaiuti, prosiguieron su obra con violentas polémicas contra la autoridad que había puesto un freno en ellos al libre examen.
C. Cordié