Un breve libro del filósofo español publicado en 1927, y que es una colección de artículos sobre libros. «Más que un menester crítico, me he propuesto, en estas notas sobre libros, revivir y remover, espumar y prolongar los temas substantivos que el volumen trataba o sugería».
Los libros estudiados son: Orígenes del español, de Ramón Menéndez Pidal; Investigación de los Evangelios Sinópticos, de R. Bultmann; Galápagos, el fin del mundo, de William Beebe; Ética de la Antigüedad, de Ernst Howald; El Obispo leproso, de Gabriel Miró; una serie de trabajos sobre el hombre y el mono; Reflexiones sobre la novela, de Henri Massis; Pruebas de inteligencia de los monos superiores, de Wolfgang Kohler; Góngora; el Diario de una mujer de cincuenta años, de la marquesa de La Tour-du-Pin; Oknos el soguero, de J. J. Bachofen. Esto muestra la variedad de temas e intereses de esta labor crítica, en la que se intenta potenciar la obra estudiada y a la vez iniciar una exploración personal de los temas tocados por el autor.
Algunos puntos de estas notas tienen particular interés: la crítica de los defectos españoles que se enmascaran con un pretexto de catolicismo, y la incitación al desarrollo de una actitud católica entusiasta, pulcra y exigente; la insistencia en los aspectos pesimistas de la cultura griega y la interpretación de Sócrates dentro de la vida helénica; el análisis literario del estilo de Miró; la oposición al uso del catolicismo como una receta y una solución ya dada de los problemas temporales y especialmente intelectuales, y la idea de que lo más propio del catolicismo es la distinción entre la fe y la ciencia y la conexión entre ambas: «La suma originalidad del catolicismo frente a todas las demás religiones es que separa de manera radical la fe de la ciencia y a la vez postula la una para la otra sin allanar violentamente su fecunda diferencia.
La «fides quaerens intellectum» de San Anselmo es acaso el lema más fértil que se ha inventado y el que más agudamente define la mente del hombre. La fe que siente su propia plenitud en forma de enorme sed de intelecto — no de petulante satisfacción propia, no suponiéndose, ya y sin más, intelecto; he ahí la audacia admirable del catolicismo. La fe no se contenta consigo misma: exige pruebas de la existencia de Dios, pruebas racionales, por a+b. No es una fe holgazana, no exonera de la fatiga intelectual, no nos da la ciencia, sino que, al revés, la exige». También es de particular importancia el estudio de Góngora, sobre todo de sus metáforas, y—a enorme distancia — la interpretación del símbolo de Oknos el soguero y de la obra de Bachofen sobre la religión y la mentalidad antigua.
J. Marías