[Essai historique, politique et moral sur les Révolutions anciennes et modernes]. Es el primer libro cuyo primer volumen, que había de quedar sin continuación, fue publicado en Londres en 1797. En los sufrimientos del destierro inglés, el joven partidario de los Borbones siente, especialmente después de la muerte de Luis XVI, todas las dificultades en que se debate la sociedad francesa frente a capitales acontecimientos históricos. En la obra, que es fruto de las febriles meditaciones de aquellos años, trata de encontrar una solución a la ingente tragedia (que, incluso después de la reacción de Thermidor parece precipitarse cada vez más) en la más gloriosa tradición de la patria.
Así, trata de hablar de la Revolución como historiador y, «sub specie aeternitatis», examina las revoluciones de los diversos gobiernos que dirigieron a la humanidad, y aclara mediante las diversas referencias al pasado los acontecimientos contemporáneos. Por encima de la misma vicisitud política partidista, el emigrado Chateaubriand muestra así el carácter ineluctable de la revolución y coloca sobre la verdad del sentimiento humano y en la tradición patria la base de una nueva solidez social. Obra a menudo confusa en sus enunciados doctrinales y en sus reconstrucciones históricas, es sin embargo rica en páginas vivas, que hacen entrever un carácter ardiente y exuberante.
El éxito del libro quedó oscurecido por otras dos obras famosas sobre el mismo asunto: Las Reflexiones sobre la Revolución francesa (v.) publicada en 1790 por el inglés Edmund Burke (1729-1797) y las Consideraciones sobre Francia (v.) editada en Neuchátel en 1796 por el saboyano Joseph de Maistre (1753-1821). Sin embargo, perdura como el primer documento de la orientación del escritor hacia la seria consideración de los hechos políticos. Si, como discípulo de Rousseau y humilde segundón en la brillante sociedad monárquica, estaba al lado de los revolucionarios, la matanza de parientes y amigos suyos y su sentimiento de aristócrata contra las violencias del pueblo le indujeron a reflexionar, en medio de las vicisitudes de la patria, sobre los motivos de dichas agitaciones. Esta actitud filosófica e histórica influirá decididamente sobre el autor, desde el Genio del Cristianismo (v.) hasta su legitimismo por los Borbones y las luchas por la Carta constitucional.
C. Cordié