[Essai de cosmologie]. Obra filosófica publicada en Berlín en 1750. Discutiendo los sistemas de Leibniz y de Descartes, para dar una solución al contraste entre el espiritualismo y el racionalismo, por una parte, y la ciencia de la naturaleza, por otra, el autor afirma que los filósofos han tratado siempre de explicar el sistema del universo: y que no es posible lograr una solución completa de tal problema: de todos modos, aunque no se llegue a valorar el orden y la relación de todas las partes del universo, precisa atenerse a los primeros principios de la naturaleza. Solamente siguiendo sus leyes es posible conocer las leyes del Ser supremo, guiadas por una sabiduría infinita. El esplendor de la naturaleza se muestra al filósofo como un cuadro admirable y como una primera explicación racional del mundo.
Es preciso meditar sobre la necesidad de juzgar rectamente las cosas, y no limitarse a las apariencias; con suma frecuencia, si no se interpretan con discernimiento los fenómenos naturales, es inevitable caer en un materialismo que impide, sin más, llegar a una idea que explique el universo. La obra se divide en dos partes que al mismo autor se le presentan como discordantes entre sí: la primera examina las razones sustanciales sobre las que se basan las leyes de la naturaleza, y la segunda describe los principales fenómenos del universo. Es notable la tentativa, esencial en todo el sistema filosófico de Maupertuis y en su posición entre Leibniz y Newton, de buscar los principios del movimiento y del reposo en un solo principio metafísico. Se mantiene viva la exigencia espiritualista de la existencia de Dios por las maravillas de la naturaleza y el orden universal. Movimiento y repeso se atribuyen a la Suprema inteligencia: el movimiento es el mayor de los fenómenos naturales; precisa, no obstante, buscar la fuerza motriz originaria, y ésta no puede hallarse más que en Dios, Ser supremo, sapientísimo y eterno, pero no en la mecánica: el propio Descartes erró al juzgar tal problema, alejándose de la tradición religiosa y espiritualista.
Maupertuis enumera las leyes físicas bajo todos sus aspectos, del mayor de los planetas al más pequeño átomo: en todas partes del cosmos existe la suprema racionalidad y acto de previsión para el hombre. La obra, suficientemente precisa en la enunciación de un verdadero sistema cosmológico, es digna de notar como tentativa de dar a la exigencia científica un carácter eminentemente racional, inspirado en todo momento por la finalidad de la filosofía y del saber humano. Ciencia y religión parecen fundirse, así, en un deísmo naturalista característico del siglo XVIII.
C. Cordié