[Disputationes metaphysicae]. Tratado filosófico del teólogo español publicado en Salamanca en 1597 y reimpreso en Venecia en 1605. Se trata de un amplio comentario de Aristóteles, según indica el título original: De las disputas metafísicas en que se trata ordenadamente toda la teología natural y las varias cuestiones pertinentes a los doce libros de Aristóteles [Metaphisicarum disputationum, in quibus et universa naturalis theologia ordinate traditur et quaestiones omnes ad duodecim Aristotelis libros pertinentes disputantur].
La obra, dividida asimismo en doce libros, comenta el pensamiento del filósofo griego, tratando de sistematizar, también sobre las bases de Santo Tomás de Aquino, un pensamiento armónico de la sabiduría natural fundamentando el conocimiento de las verdades excelsas y divinas. Se examinan, sobre todo, las varias opiniones de los antiguos acerca de los principios de las cosas y se combaten cuando no tienen en cuenta la elaboración humana y el sentido de responsabilidad que las distingue en todas sus posiciones (libro I). Es muy difícil hallar la verdad; pero es necesario disponer con eficacia los medios para conseguirlo: la filosofía nos provee de medios para disipar el error y para tender hacia un esclarecimiento de los problemas. La historia humana ha presenciado siempre el esfuerzo de los mayores pensadores encaminado hacia la luz y la perfección del conocimiento.
Sobre estas bases, puede fundar sus posibilidades la sabiduría teológica (libro II). Hay que tener presentes numerosas dudas en el camino para llegar al conocimiento, la conciencia de estas dudas es ya un válido auxilio para llegar a la verdad (libro III). En este punto, Suárez desenvuelve con mayor amplitud su doctrina, tratando de los nombres comunes y análogos con muchos significados y de la distinción entre ellos (libro V). Habla en particular del ente, entendido como sustancia, y sienta el principio según el cual los universales no son sustancias separadas por los individuos (libros VI-VIII).
Argumentos muy arduos, que fueron interpretados de diversos modos por los comentaristas, son los argumentos de Aristóteles que conciernen a la sustancia sensible y a sus principios, la división del ente en potencia y en acto, la unidad y la multiplicidad, con sus recíprocas oposiciones y diferencias (libros VIII-X). Varias argumentaciones y noticias sobre Aristóteles, tocantes a problemas menores, se recogen en los libros XI-XII. La obra de Suárez, inspirada en las tradiciones teológicas de la Contrarreforma, se completa con amplias confrontaciones y con índices es por ello una verdadera enciclopedia del saber filosófico y religioso, incluso en relación con el pensamiento tomista; pero más que un comentario en sentido escolástico a la filosofía de Aristóteles, hay que considerarla como la más compleja tentativa de reelaboración de los problemas filosóficos que la filosofía católica del siglo XVI pudo oponer a las teorías naturalistas. Se advierte en Suárez un espíritu más argumentador que agudo, y la exigencia de fundir las direcciones discordantes en una nueva súrtese Por este motivo, sobre todo cuando intenta conciliar la Gracia con el problema del libre albedrío, fue considerado por sus contemporáneos como un «segundo Aquino y como un eximio cultivador de las disputas metafísicas, pese a que las generaciones posteriores lo destacaron más como pensador político, en la Defensio fidei catholicae (1613).
C. Cordié