[Discours et plaidoyers politiques]. Publicada por J. Reinach en París (1881-1886). esta recopilación en once volúmenes documenta la obra parlamentaria y patriótica del famoso tribuno francés León Gambetta (1828-1882). Los principios de un liberalismo radical en sus derechos y afirmaciones se muestran, más aún que en su actividad de diputado, en el proceso Baudin, el 14 noviembre 1868; como defensor del periodista Delescluze, Gambetta ataca al Segundo Imperio, reo de haber corrompido la vida de la nación y de conducirla hacia la ruina. Luego, ya hasta el 15 de julio de 1870, cuatro días antes de la declaración de la ‘ guerra franco-prusiana, hace sentir a la Cámara su preocupación por los problemas de la izquierda y su amor de patriota por el honor y la defensa de Francia.
Pero, después de Sedan, el 4 de septiembre, es uno de los que proclaman la república en un discurso interrumpido por los desórdenes del momento, y en la grave situación que se perfila al continuar la lucha contra el enemigo, con su palabra inflama los espíritus, provoca abiertas polémicas en el campo de los adversarios, hace sentir toda la necesidad de una reconstrucción. Particularmente con encendidas proclamas (Traicionados, pero no deshonrados) la actividad del patriota se sirve de la sencillez del orador, del frenesí improvisado para cada cuestión, de su ímpetu típicamente meridional. Reanuda la actividad política propiamente dicha, y su culto de la disciplina republicana y del amor de las leyes y del ejército defensor, se revelan una vez más al conmemorar en Versalles el nacimiento de Hoche, al incitar al perdón después del drama de la guerra civil (24 de junio de 1872), al vaticinar un acuerdo nacional entre aldeanos, obreros y burgueses (14 de julio, en Fertésous-Jouarre).
Y si el triunfo de la democracia es seguro con una «nueva generación social» (26 de septiembre en Grenoble), el dolor de la nación por la pérdida de Alsacia-Lorena está siempre vivo (29 de septiembre, en Thonon). Una febril actividad política anima el período entre la caída de Thiers y la presidencia del mariscal Mac- Mahon. En la lucha, que llevará al final de la Asamblea nacional y a la nueva Constitución, el tribuno está siempre presente con discursos y peroraciones, tanto contra el partido bonapartista y monárquico, como contra los reaccionarios. Importantes son sus palabras en los funerales de Quinet, también en memoria de Michelet y de Ledrú-Rollin (29 de marzo de 1875), y en Ménilmontant sobre el derrocamiento del régimen provisional y la necesidad de instituciones verdaderamente radicadas en el pueblo (23 de abril).
Después de la Constitución de 1875 y las primeras conquistas notables de la república parlamentaria, son dignos de mención los discursos acerca de la función del nuevo Senado (6 de febrero de 1876, en Lila) y sobre las nuevas pruebas efectivas de la democracia más allá de todo programa retórico (15 de febrero, en París). Bastante importante, por la posición política, es la actividad oratoria de 1877; al luchar contra toda injerencia eclesiástica (El clericalismo, he aquí al enemigo), y al proclamar la unión de todos los verdaderos republicanos contra Mac-Mahon que trata de disolver la Cámara (Someterse o dimitir), Gambetta fue el asesor de los nuevos derechos del pueblo, pero sin separar el amor a la libertad de los avatares de una nación mutilada en sus provincias y durante varios años aislada de la política europea.
Así frente a las nuevas tendencias socialistas podrá mantener sus principios en nombre de la justicia social (8 de noviembre de 1877) y, siempre con serenidad, pero con decisión, como presidente de la Cámara y verdadero jefe del partido republicano, defender la política ministerial en el respeto de las leyes y para bien de la nación. Básicos son el discurso de Cherbourg (9 de agosto de 1880: «las grandes reparaciones pueden nacer del derecho») que incita a esperar la nueva fortuna de la patria, y el del 26 de enero de 1881, en la Cámara, sobre la necesidad de una clara política parlamentaria. Es significativo el del 18 de julio —el último—: a propósito de una eventual ocupación del canal de Suez junto con los ingleses, se afirma la extrema necesidad de una política firme y decidida, en interés supremo de la nación, contra toda «asechanza» de Bismarck y de los demás enemigos. Junto con Despachos, circulares y decretos [Dépéches, circulaires et décrets 1, publicada también por Reinach (1886-1891) en dos volúmenes, esta recopilación, por la sorprendente riqueza de asuntos tratados, de luchas oratorias y de eficaces peroraciones, hace revivir una de las más singulares figuras del siglo XIX francés.
C. Cordié