[Discorsi politici]. Obra del veneciano escrita después del 1580 y publicada en Venecia, en el año 1599, después de su muerte. Está dividida en dos libros, el primero de los cuales comprende quince capítulos, el segundo diez; el primero de ellos está dedicado a consideraciones sobre la historia romana (los capítulos XIV y XV sobre la historia griega); el segundo a consideraciones sobre la historia veneciana e italiana entre fines del siglo XV y comienzos del XVI. No es un verdadero tratado, que se desenvuelva con un preciso rigor lógico y siguiendo una determinada sucesión: son «discursos» aislados, por lo menos aparentemente.
Porque allí existe en realidad un orden íntimo: está dado por la intención de defender Venecia y la política veneciana de las acusaciones de Maquiavelo, «hombre antes famoso por la curiosidad de las materias sobre las que versaron sus discursos, pero que ahora, condenado por la Santísima Sede Apostólica a un perpetuo olvido, ya no es lícito ni nombrar» (otra vez lo llama «escritor moderno» cuyos «Discursos» están ahora «sepultados en perpetuo olvido»). Basta observar, por ejemplo, cómo por una parte Paruta promueve diversas críticas a la política de los romanos que Maquiavelo había tomado como modelo en sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio (v.); en cambio halla Paruta que Roma no fue precisamente un modelo de buen gobierno interno en las cosas civiles, sino que se limitó a ser en todo momento «casi un cuerpo que padece fiebre, en el que de continuo se iban produciendo diversos humores nefastos», de donde «vivió siempre enferma, agobiada por tantas discordias civiles; y así alcanzó el fin de su vida más pronto de lo que correspondía dadas sus nobilísimas condiciones»; pero halla que fue «afortunadísima», haciendo resaltar lo que él llama suerte, allí donde Maquiavelo había insistido en el factor «Virtud».
Por otra parte, en cambio, el escritor elogia a Venecia, donde, a diferencia de Roma, «la forma y el orden del gobierno civil se halla en todas partes bien dispuesto, y óptimamente entendido»; contra las acusaciones de Maquiavelo, defiende la política de tierra firme, es decir, la expansión veneciana en el interior paduano; contra Maquiavelo, defiende la política veneciana en el momento de la guerra de la Liga de Cambrai. En conjunto, la obra halla un lugar destacado en la profusa literatura política del siglo XVI que exalta, como modelo de vida política, a Venecia; y, en la producción de Paruta, constituye la apología teórica de Venecia en perfecta correspondencia con la Historia veneciana (v.) que constituye su apología en el terreno histórico. Merece señalarse, finalmente, que el ideal político del escritor para su tiempo es el del mantenimiento del «statu quo» en Italia, a fin de «mantener equilibradas las cosas de tal modo que no quepan en el ánimo de los príncipes que en ella (Italia) tienen estados, los sentimientos de temor y de ambición, que en otros tiempos dieron motivo para perturbarla…». También en este aspecto, en el ideal de un «equilibrio» político, que asegura la tranquilidad y la paz y renuncia a una gran acción política, Paruta se sitúa en los antípodas de Maquiavelo.
F. Chabod
En los Discursos políticos de Paruta se halla el sucesor de Maquiavelo y el precursor de Montesquieu, el sentido práctico veneciano y la sagacidad florentina. (De Sanctis)