[De la connaissance de Váme]. Obra de Auguste-Alphonse Gratry (1805-1872), sacerdote del Oratorio de Francia, profesor en la Sorbona y miembro de la Academia francesa, publicada en dos volúmenes en 1859. En ella se reflejan el corazón ferviente y la mente penetrante de uno de los más ilustres representantes de la corriente espiritualista francesa del siglo pasado. Toda la obra está impregnada de cristianismo, de espiritualidad y de moralidad. El alma humana es estudiada en sí misma, en sus relaciones con el cuerpo y en sus facultades cognoscitivas y volitivas, para facilitar la ascensión hasta Dios y el propio perfeccionamiento. El medio para conseguir estas sublimes metas es la victoria sobre el egoísmo. Este vicio, en fin, por el cual el alma se repliega en sí misma, es el gran obstáculo que separa al alma de Dios porque aquél extingue la luz y el amor, la verdad y la caridad; el egoísmo apagando la luz y sofocando el amor nos vuelve áridos y mata las más vitales energías del alma.
El egoísmo es vencido por el sacrificio, acto libre de una voluntad que consiente en renunciar a sí misma para acercarse a Dios. El alma a través del sacrificio se transforma y se sublima. En esta continua superación del propio egoísmo para tender a Dios debe consistir la vida moral del hombre. Esta vida tiene por término la inmortalidad. Las páginas que Gratry ha escrito sobre la inmortalidad del alma hacen pasar por el espíritu humano un estremecimiento de infinito y la descripción poética del lugar donde se encontrarán las almas en la inmortalidad se inspira en las influencias místicas de San Pablo y Santo Tomás. El lirismo alcanza su tono más elevado en la contemplación de la muerte, el otoño y el invierno de la vida. La gran maestra de la vida y de la inmortalidad transporta al hombre a regiones divinas. El testamento espiritual de Gratry tiene la armonía de las más bellas páginas escritas sobre la naturaleza del alma humana.
C. Giacon