[Cacce di Sacchetti]. Las Cazas del narrador florentino (1332 a 34- 1400) son las más bellas, además de las más típicas del género. En Italia, casi nunca se trata de representaciones de verdaderas cacerías (el único que las hizo así, fue uno de los primeros escritores italianos del género, Niccoló Soldanieri, v. Rimas); sino de escenas muy vivaces, de muchas personas que se reúnen para algo, sea lo que sea, pero cuyo ir y venir tenga parecido con las agitadas ocupaciones de las cacerías de aquella época. Las de Sacchetti representan, ora una escena de batalla que termina con la «caza» de los enemigos que huyen; ora («pasando pensativo por un bosquecillo») la gentil «caza» dada por un grupo de jovencitas a las flores, «olores» y setas de un bosquecillo, escena bastante graciosa — llena de interjecciones, de gritos, de ingenua maravilla ante la belleza del botín vegetal — y que termina con la «caza» que a su vez da la lluvia a las muchachas; ora una alegre partida de muchachas cansadas de darle a la devanadera, sacadas de casa por la hermosura de la campiña a orillas del río, en el tiempo más hermoso que se puede imaginar, y sus ingenuas locuras hasta que un lobo, más que visto sospechado, las manda de nuevo, a casa. Las maneras diversas de tratar las cazas, se insinúan a menudo hasta en las «frottole», cancioncillas de Franco: como para devolver a las «frottole» el metro rico y variado y el movimiento caprichoso que de ellas tomaron las cazas. La citada «Passando con pensier per un boschetto» es la más célebre entre las cazas italianas; todavía se conserva llena de frescura campestre y de «vida nueva» femenina popular, o pequeño burguesa del «trecento».
B. Chiurlo