Bajo el nombre de un tal Ermia, que por lo demás nos es desconocido, se transmitió a la tradición cristiana una burla de los filósofos paganos que es una violenta revisión de todos los grandes maestros de la Antigüedad precristiana. Siendo totalmente desconocido el autor, no ha sido posible establecer con argumentos seguros la fecha de composición de este escrito, si bien puede asignarse indiferentemente a un período de tiempo comprendido entre los siglos II y el V.
Las analogías de esta obrita con las apologías del Cristianismo del siglo II, podrían justificar la asignación más antigua. La argumentación del autor consiste en poner de relieve las contradicciones en que incurrieron evidentemente los principales maestros de la filosofía griega. Pero éste es un tema tan familiar a Taciano como a Teófilo Antíoco. La reseña, plena de mordacidad y sarcasmo, no está exenta de brío, si bien se complace en simplificaciones audaces y abunda en la caricatura. El estilo del escritor semeja el de Luciano, pero es burdamente chismoso y carente del menor aticismo. Lo que impresiona es la ausencia de toda alusión al neoplatonismo. Argumento de más para que se remonte el escrito a fines del siglo II o a los primeros años del III.
E. Buonaiuti