[Der romantische Oedipus]. Comedia satírica, en cinco actos, del poeta alemán (1796-1835), publicada en 1829. Lo mismo que Tenedor fatal (v.), también esta comedia al estilo de Aristófanes surge de la oposición de Platen al fondo sentimental y a la negligencia formal del drama romántico. La trama no es demasiado original. El público se dirige a oír al poeta romántico Immermann y, entusiasmado, escucha la última creación literaria del venerado poeta que con mucha presunción ha interpretado de una manera romántica el Edipo de Sófocles, mezclando todos los estilos y haciendo alarde de un arte superficial y barato.
Por fin se presenta también la Razón, desterrada de Berlín, para pregonar su desprecio y su áspera crítica contra el frívolo juego de los románticos. El público, variable como siempre en sus juicios, hace suyo el desdén de la Razón. Abandonado por todos sus admiradores, Immermann decide continuar su elevada actividad en una casa de locos. La sátira, a pesar de que la origina una de las más nobles aspiraciones del arte, asume un carácter demasiado personal; ofendido por algunas observaciones críticas sobre su persona y sobre su arte, expresadas por Heine en los Cuadros de viaje (v.), y de una manera particular por un epigrama sobre los imitadores del Diván occidental-oriental (v.), abiertamente dirigido contra sus Gacelas (v.) y atribuido a Immermann, Platen se lanza con particular aspereza contra este último, considerándole como representante de toda la «estúpida corporación de poetrastos».
Pero la sátira pasa de la medida, quizá también porque Platen, conociendo poquísimo a Immermann, ignoraba su íntima naturaleza y le juzgaba exclusivamente desde el punto de vista de la manera romántica de sus dramas juveniles. La sátira adquiere también acentos de violencia excesiva. Sin embargo, en la maestría de los versos, Platen se ha superado a sí mismo; donde la sátira no es tan puramente personal y donde él se vuelve contra «la frase balbuciente del pseudoarte», resulta tanto más hiriente y aguda, cuanto más llena de elevada dignidad. La admirable sonoridad del verso es por sí misma la más áspera sátira de la atacada superficialidad. A través de la comicidad de la trama y de algunas artificiosas combinaciones de palabras, irrumpen, con el límpido esplendor del antiguo drama clásico, las más elevadas ideas sobre el arte.
A. Feldenstein