[Pofcojnik]. Comedia en tres actos, representada en 1937, considerada como la obra maestra del más popular de los comediógrafos servios. Si con las numerosas comedias de la anteguerra el comediógrafo de Belgrado, ateniéndose a su lema «¡Riámonos, es el único consuelo!» puso de relieve con sencillez los puntos ridículos de la vida patriarcal de la Servía de aquellos tiempos, con su producción de la postguerra, especialmente con el Difunto ha fustigado inexorablemente la ambición y la corrupción de los enriquecidos con la guerra, que estaban cambiando la fisonomía de la antigua Belgrado. El Difunto de Nusic es, en cierto modo, la continuación moderna de El cadáver viviente (v.) de Tolstoi.
El «difunto», dado por muerto en la guerra, reaparece después de tres años y se encuentra con que la esposa se ha vuelto a casar, sus bienes están en manos ajenas y su obra de investigación científica explotada por otros. Para desembarazarse del importuno que viene a turbar su felicidad, los parientes le denuncian como revolucionario y enemigo del Estado que quiere destruir la santidad del matrimonio y la propiedad privada porque pretende la devolución de sus bienes y que trabaja contra las autoridades constituidas, porque quiere desenmascarar al joven científico que con el hurto de sus manuscritos ha obtenido la cátedra en la Universidad. Después de una larga e inútil lucha, para no acabar en la cárcel el «difunto» tiene que huir al extranjero. Los sinvergüenzas, que le han procurado generosamente un pasaporte falso, celebran el triunfo de la «justicia».
El mérito de Nusic es el de haber llevado a la escena nuevos problemas y nuevos tipos, como el del emigrado ruso de Belgrado, que se suicida para librar a su adúltera mujer de los remordimientos de conciencia, como los de los cónyuges modernos que se otorgan absoluta libertad, y el de los explotadores semitas Schwarz y Rosenfeld, sin los cuales toda empresa comercial e industrial está destinada a fracasar. El éxito que sonrió, en Belgrado y en el extranjero, a la más mordaz de las comedias de Nusic demuestra que el gran comediógrafo ha sabido cumplir la misión más alta del arte literario: la de remover las conciencias adormecidas y educar las almas con obras vivas y trascendentes.
U. Urbani