La batalla de Chancellorsville, librada durante la guerra civil americana, es el telón de fondo para la iniciación de Henry Fleming, un joven soldado en su bautizo de fuego. Su estado de ánimo, al comienzo de la novela, es el del recluta que se halla ansioso por entrar en lo más vivo del combate para dar prueba de su heroísmo.
En la demora que precede a la batalla, apela a las ilusiones y a los sueños de gloria que lo empujaron a enrolarse; pero luego, vencido por el miedo, huye del escenario de la acción. Pero cuando se encuentra con las columnas de los heridos, se apodera de él una profunda vergüenza que le hace, finalmente, recobrarse y lanzarse a la refriega, donde se hace abanderado del regimiento en el asalto victorioso. De la pesadilla, finalmente disipada, de la batalla, Fleming sale cambiado y habiendo adquirido ese valor, esa insignia interior, de la que había desesperado.