(1478, en 23 cantos; 1483, en 28 cantos), poema en octava rima
Orlando abandona Francia enojado por las calumnias de Gano y la credulidad de Carlomagno. Llegado a un convento, se bate con tres gigantes que oprimen a los monjes: mata a dos de ellos, pero hace prisionero al tercero, Morgante. Protegido por un enorme yelmo de acero y armado con un badajo de campana, el buen gigante, que se ha convertido a la fe cristiana, parte en seguimiento de Orlando, haciendo frente de vez en cuando a algunas aventuras junto al medio gigante Margutte.
Otros paladines se han reunido mientras tanto con Orlando en Oriente. Pero el traidor Gano ha convencido al rey Marsilio de la necesidad de atacar a los cristianos y Orlando regresa a Francia para combatir: a su lado tiene a Rinaldo y a Ricciardetto, que han sido transportados por los diablos Astarotte y Farfarello desde Egipto a los campos de Roncesvalles, gracias a las artes de Malagigi. A la muerte heroica de Orlando en Roncesvalles sigue el castigo de Gano y la muerte de Carlomagno en Aquisgrán.