[Pikovaja dama]. Cuento de Alejandro Pushkin (Aleksandr Sergeevic Puskin, 1799-1837), publicado en 1833, uno de los más característicos del escritor ruso, por la fusión de algunos elementos realistas con elementos fantásticos de evidente derivación hoffmanniana. Después de haber oído contar a sus amigos una anécdota relativa a un secreto de juego con tres cartas, por medio del cual una anciana condesa pudo vencer las dificultades después de una pérdida, el héroe del cuento, Hermann, que no ha jugado nunca, queda obsesionado por la idea de arrancar a la anciana su secreto. Consigue penetrar en su casa, la asusta hasta el punto de que le causa la muerte, sin haberle arrancado el secreto cuya existencia, por otra parte, ella niega antes de morir. Después de los funerales, el espectro de la condesa se le aparece al joven y le indica las tres cartas. Con dos de ellas gana, con la tercera pierde, porque, creyendo haber cogido un as, se encuentra con que tiene la dama de picas. A consecuencia de la pesadilla el joven se vuelve loco. El cuento es un análisis, muy agudo en su brevedad, de la obsesión del joven, objetivación propiamente dicha de su alucinación, sin poseer superiores detalles psicológicos. Perfecto artísticamente, el cuento pertenece a un género que entonces puso de moda el Romanticismo. [Trad. de Félix Diez Mateo con el título La, dama de los tres naipes y otros cuentos (Buenos Aires, 1952)].
E. Lo Gatto
* Con el mismo título, La dame de Piques, Jacques Halévy (1799-1862) compuso una ópera representada en París, en 1850. Sucesivamente Pétr Iljic Caikovskij (1840-1893), inspirándose en la novelita de Puskin, escribió una ópera en tres actos, Pikovaya dama, op. 68, representada en San Petersburgo en 1890, que no es una de las obras más felices del maestro ruso.