[De raptu Proserpinae]. Poema mitológico en tres libros. El relato de Proserpina robada por Plutón a su madre Ceres, ya muchas veces celebrado en la literatura precedente (v. los Fastos y las Metamorfosis de Ovidio), parece renovarse inspirándose en la literatura órfica que tenía sus fuentes en la religión de los misterios, para la cual el mito de Proserpina estaba ligado con el culto de la Dé- meter eleusina. Poema lleno de imaginación y colorido, imitado de Virgilio, Ovidio y Lucano, escrito con ágil artificio y, excepto el prólogo, en dísticos elegiacos majestuosos y solemnes, pero sin verdadero contenido lírico; es probable que, tal como ha llegado hasta nosotros, este poema adolezca de lagunas o por lo menos le falte la última corrección; es imposible, por lo tanto, formular un juicio sobre el cuadro general del poema, pero sí se puede alabar incondicionalmente la habilidad estilística del poeta.
F. Della Corte
Es un gran poeta, pero agobiado por un tema demasiado bajo; con todo, se esfuerza por suplir con ingenio la deficiencia de su materia. Los libros del Rapto de Proserpina son puros, elegantes, tersos, armoniosos. (Scaligero)
* La poesía de todos los tiempos ha tratado el mito de Proserpina, traducción latina del mito griego de Perséfone; merece particular mención la poesía de Algernon Charles Swinburne (1837-1909), titulada «El jardín de Proserpina» (v. Poemas y Baladas).
* Son numerosas las obras musicales sobre el mismo tema; la primera que se recuerda es Proserpina rapita de Claudio Monteverdi (1567-1643), estrenada en Venecia en 1630 en la casa Mocénigo por no existir aún en aquella ciudad un teatro para espectáculos líricos. Muy posterior es la homónima ópera de Francesco Sacrati (1602-1650), que se estrenó también en Ve- necia en 1644. Sobre texto de Quinault compuso una ópera titulada Proserpine Giambattista Lulli (1632-1687), representada por primera vez en París en 1680; el mismo texto sirvió también como libreto a Giovan- ni Paisiello (1740-1816), quien un siglo después, en 1803, escribió otra Proserpina estrenada en París aquel mismo año. También se recuerdan: las óperas Proserpina de Joseph Kraus (1756-1792); Il ratto di Proserpina de Peter Winter (1754-1825), Londres, 1804, y la cantata dramática del mismo título de John Fane Westmorland (1784-1859); la ópera Proserpine de Camille Saint- Saéns (1835-1921), París, 1887, y la escena lírica Proserpine de Théodore Dubois (1837- 1924).
* También es muy copiosa la iconografía relativa a este mito: el arte griego y el romano ofrecen numerosas obras maestras, especialmente bajo relieves que representan los diversos episodios de la fábula; son célebres un fresco de Ostia y el sarcófago Farnese en el Museo de Nápoles. Entre las pinturas de la edad moderna recordemos las famosas telas de Ticiano, de Peter Brueghel, de Rubens, de Van Uden, de Gentileschi, etc. Un grupo marmóreo de Chapu con el mismo tema se halla en el parque del castillo de Chantilly.