Novela corta aparecida, en principio, en el «Saturday Evening Post» y publicada poco después formando parte del volumen titulado Thirteen o’clock stories of several worlds (1937).
Por entonces, el autor ya era célebre en el dominio de la poesía gracias al Cuerpo de John Brown (v.), poema narrativo sobre la guerra civil que, en 1929, le había valido el premio Pulitzer. Junto con este poema, El diablo y Daniel Webster es la obra más conocida de Stephen Vincent Benét; en ella tropezaremos con esa evocación de temas y personajes típicamente americanos que serviría para popularizar sus obras en verso y prosa.
Por otra parte, una de las tendencias de la literatura americana de este período era el retorno al «regionalismo». La acción se sitúa en el New Hampshire, durante el siglo XIX. El labrador Jabez Stone, ansioso de conocer la prosperidad, ha vendido su alma al diablo y, después, al acercarse el día del vencimiento, llama al abogado Daniel Webster para que tome su defensa. Ante un tribunal de justicia infernal compuesto por personajes conocidos de comienzos de la historia de los Estados Unidos, Webster acaba por triunfar sobre el diablo.
Esta novelita conoció un gran éxito, sirviendo más tarde para argumento de una película y para que el propio Benét sacara de ella el libreto de una ópera en un acto cuya música corrió a cargo de Douglas Moore y que se estrenó en Nueva York el año 1939. La fantasía y el humor, el color local en los caracteres e incluso en el lenguaje de los personajes, todo esto mezclado con la evocación de recuerdos históricos, harían de esta obra una leyenda clásica del folklore americano, lo que también ocurrió con Rip van Winkle.