[The Phoenix]. Poemita anglosajón de 677 versos, conservado en el Codex Exoniensis donado a la biblioteca de la catedral de Exeter por el obispo Leofric (1046-1072), al transferir su sede de Crediton a Exeter. El poemita, atribuido a Cynewulf por afinidad de estilo (sig. VIII- IX), describe el magnífico bosque en que vive el Ave Fénix, lleno de árboles maravillosos y de frescas aguas corrientes. Apenas aparece el sol fulgurante de luz, el pájaro prodigioso eleva su vuelo cantando una melodía que ningún ser humano puede igualar, con la que expresa la alegría de su espíritu. Señala durante doce veces las horas del día y de la noche, y así vive gozando de las bellezas de la naturaleza, durante mil inviernos. Construye su nido en primavera con las hierbas más aromáticas y perfumadas, en el árbol más alto, y allí vive feliz hasta que, en el día prefijado, el sol ardentísimo incendia su vivienda; en la hoguera, todo se reducirá a cenizas, pero de las cenizas surgirá el pájaro joven y purificado. El Ave Fénix es el símbolo de las almas pías y santas que tras una vida justa renacerán a la felicidad del cielo, y es también el símbolo del Redentor que pasó de los sufrimientos de la tierra a los gozos del Paraíso. En su primera mitad, el poemita está inspirado, casi parafraseándolo, en el Carmen de ave Phoenice de Lactancio y conserva la interpretación dada a esta leyenda por San Ambrosio en el Hexamerón (v.) y por Beda en los comentarios al libro de Job. Es la única composición poética anglosajona que exalta la naturaleza lujuriante y serena, glorificada por el esplendor fulgurante del sol. Parece como si el autor hubiera querido olvidar la naturaleza de su país, terrible y a menudo enemiga, refugiándose con la fantasía en el riente y alegre paisaje oriental y, que entre las brumas nórdicas que lo envuelven, haya querido glorificar a la fuerza y el esplendor del sol expresando poéticamente el fuerte sentimiento que impulsa hacia el sur a los pueblos nórdicos.
E. Lupi