[Sonetti faceti]. Entre los sonetos de Antonio Camelli (1436- 1502), llamado por su patria «el Pistoia», publicados al cuidado de R. Renier (Turín, 1888) y de E. Pércopo (Nápoles, 1908), los burlescos forman la parte más notable y famosa, si se dejan aparte los políticos, escritos con agudas observaciones y un vigor no común de pensamiento al referirse a los acontecimientos contemporáneos. Muy voluble en la elección de sus temas cómicos, Pistoia sabe captar en la realidad los rasgos que suscitan la risa del modo más impensado: ya hable de un casamentero que quiere a toda costa ajustar su negocio, ya ilustre a su manera los poetas contemporáneos, citándolos con argumentaciones de diverso género, o trace a grandes rasgos el retrato, francamente caricaturesco, del poeta Bernardo Bellincioni. Cuando habla de caballos derrengados o de una realidad cotidiana trilladísima, el poeta halla acentos en que la representación ofrece una nitidez de estilo que hace presagiar la proximidad de Berni. Es típico a este respecto el soneto acerca de un crucifico tan mal esculpido por un tosco artista que no parece sino que el crucificado allí sea un desesperado «que amenaza y blasfema todavía». Algunos sonetos son del género del Burchielli; otros parecen de burlas y tal vez no lo sean (por ejemplo la alabanza de las mujeres de Siena y la de las usanzas de la Iglesia).
C. Cordié