Composición de Franz Joseph Haydn (1732-1809) escrita en 1794-95; forma parte de las «sinfonías londinenses», llamadas así por haber sido escritas en Inglaterra. Consta, como la mayor parte de las sinfonías de Haydn, de cuatro tiempos; su orquesta es la convencional y sencilla de su época, pero enriquecida, dado el carácter militar de la sinfonía, con un tambor, el triángulo y los platillos, instrumentos de los cuales entonces se hacía poquísimo uso, y en todo caso sólo como instrumentos «de efecto», en raras excepciones y en las óperas para subrayar determinadas situaciones dramáticas.
El primer tiempo, después de un breve adagio introductivo concluido sobre una cadencia suspendida en la «dominante» del tono, está caracterizado por un tema a cargo de los instrumentos de viento, repetido por la cuerda y variado después por todos, hasta la exposición de la segunda idea, de carácter gracioso y casi melindroso, que recuerda mucho ciertas formas de los operistas italianos, tanto en su aspecto rítmico como en la sencillez de su armonía. La maestría de Haydn se impone, naturalmente, sobre cualquier idea, aunque sea de pequeño volumen. El segundo tiempo está, en cambio, construido sobre una sola idea que, según parece, fue sacada de una célebre canción popular de aquel tiempo, «La gentille et jeune Lisette», de la cual parece que también se sirvió Haydn para la llamada Sinfonía de la Reina (v.). Emerge aquí todo el poder constructivo de Haydn, quien . logra, por medio de modulaciones tímbricas, rítmicas y armónicas, obtener una discursividad continua con una sola idea, hasta el punto de hacer de este «Allegretto» una página bellísima. Es de notar el uso de los instrumentos de percusión, usados casi siempre todos juntos, que dan un color particular a todo este tiempo.
El «Minuetto» que sigue no presenta ninguna particularidad si se excluye la abundancia de imitaciones de los distintos motivos. El último tiempo, «Finale», es quizás el más bello y parece anticiparse a ciertos tiempos rápidos de las sinfonías beethovenianas; ya por el dibujo rítmico sobre el cual está construido, ya por las suspensiones casi tajantes, ya, en fin, por ciertos dramáticos silencios de todo un compás. Añádase a esto su escritura muy igual, construida sobre una sola idea de carácter predominantemente rítmico (el martilleo casi continuo del seis por ocho), sobre lo cual, casi siempre en segundo término, se elevan otras frases o dibujos melódicos imitados, como en eco (otra referencia beethoveniana), por los instrumentos de cuerda y de viento.
R. Malipiero