[El castigo del Cielo en Amijima]. Drama japonés en tres actos, para el teatro de títeres de Chikamatsu Monzaemon (1653-1724). Como el Sonezaki Shinjü (v.), también este drama se inspira en un suceso de la época: el suicidio de un joven comerciante de papel junto con la cortesana Koharu, ocurrido en 1720. El drama fue representado aquel mismo año. La trama está fielmente calcada del hecho. En el primer acto aparece la cortesana Koharu, triste y abatida, porque no consigue ver a Kamiya Jihei, a quien ama desde hace tres años. Es invitada por un cliente, un caballero, mientras el rival de su enamorado, Tahei, trata en vano de retenerla. Entretanto, Koharu confiesa al caballero que prometió a Jihei matarse con él, pero que ha cambiado de parecer y le ruega ahora que no la abandone.
Jihei sorprende el diálogo, se cree traicionado y se arroja sobre Koharu. El caballero, Magoemon, hermano de Jihei, consigue situarse entre ambos y reduce a la impotencia a Jihei, consiguiendo al fin la restitución recíproca de las cartas entre los enamorados. En el segundo acto Magoemon, airado porque ha oído decir que Koharu será rescatada, se calma cuando sabe que quien la rescata es Tahei y no su hermano, pi es entre Jihei y la cortesana se han roto tocas las relaciones. Entretanto, Osan, mujer de Jihei, siente remordimientos, pues sabe que Koharu sólo se ha decidido a hacerle traición debido a sus ruegos, y, para evitar que se mate, decide hacer que la rescate su marido e incluso, para obtener la cantidad necesaria, trata de pignorar todos sus vestidos; pero el padre de ella, que comprende sus propósitos, arde de indignación y se la lleva. En el tercer acto Jihei, después de haber enviado un saludo a su casa, encuentra a Koharu y se dirige con ella, bajo la luna llena de octubre, hacia Amijima, lugar escogido para el suicidio. Por un sentido de respeto hacia la esposa, se cortan los cabellos y luego, al asomar el alba, se matan. Escrito por Chikamatsu en los últimos años de su vida, este drama es el resultado de toda una larga experiencia artística del autor; en ninguna de sus obras el gran dramaturgo se revela tan consumado conocedor de la psicología popular ni de los recursos del teatro. En el Ten no Amijima puede decirse que da la medida de las posibilidades de su genio; el contraste entre los sentimientos de los diversos personajes es vivísimo y está reflejado con admirable habilidad y seguridad de efectos.
El amor fraterno de Magoemon, los opuestos sentimientos de Osan, la pasión que impulsa a los dos amantes al suicidio, asumen expresiones de lirismo tan palpitante, que encuentran profundo eco en el corazón del auditorio. La escena final de la marcha de los dos,, amantes hacia la muerte, llena de ritmo y de armonía, lleva la aventura a la culminación de su fuerza dramática.
Y. Kawamtjra