[Sapho]. Conocidísima novela del francés Alphonse Daudet (1840-1897), publicada en 1884, y tenida por la más importante entre las de la segunda manera, o «manera parisiense», del fecundo novelista provenzal. Basada en los principios del realismo ya triunfante (el cual de hecho ya se iba transformando en naturalismo), su trama ofrece gran sencillez; el autor se limita a seguir las vicisitudes, de propósito consideradas como nada extraordinarias, de la vida de un joven provenzal, el cual en París, frecuentando un grupo de artistas, es objeto del capricho de una mujer bellísima que pertenece a la clase bastante libre de las modelos, y a quien le han puesto Safo de sobrenombre.
El joven se entusiasma al principio con su repentina conquista; pero muy pronto esta relación comienza a convertirse en una carga para él, porque Safo, que ya no es joven, se agarra desesperadamente a él y lo domina con la cadena cada vez más tenaz de una refinada y desesperada sensualidad, con efectos desastrosos para su carácter. Safo, poco a poco, lo sustrae hasta a su ambiente natural, obligándolo a la innata vulgaridad de sus costumbres y de su propia familia. Incapaz de sustraerse al hechizo refugiándose en un matrimonio digno de él, se decide a partir hacia América para desempeñar un cargo consular, dispuesto a llevarse consigo a aquella mujer. Pero al fin Safo renuncia, sintiéndose vieja y cansada para aquella aventura. Sólo así se libera el joven. Daudet, que conocía por directa experiencia ciertos ambientes irregulares de la capital, quiso volver a tratar un tema ya tratado por los hermanos Goncourt en Manette Salomon (v.), con una idea más precisa de la necesaria defensa de un ideal de vida sana y ordenadamente «burguesa» contra los halagos de la llamada «bohemia».
Este libro, en efecto, lleva una dedicatoria significativa: «A mis hijos cuando tengan veinte años». Con todo, Safo no tiene nada del fastidioso rigorismo de una auténtica «novela de tesis»; la natural vivacidad del arte de Daudet, aquella amplia corriente de simpatía humana que vivifica todos sus escritos, hacen de esta obra, todavía hoy, un libro vivo e interesante. Se reconocen en él, además de la feliz calidad del arte de Daudet, la probidad artística, la investigación de la verdad y el severo empeño analítico que distinguen a las mejores novelas de la segunda mitad de la literatura francesa del siglo XIX.
M. Bonfantini
Tan mecánico es su narrar que apenas la máquina se pone en movimiento, la máquina de tal carácter, de tal situación, se prevé en seguida que será inflexible, y asistimos impotentes al maltratamiento y a la trituración, a la destrucción de una pobre criatura, en tal engranaje… Todas son así sus narraciones, hasta las que se leen a fondo, hasta las mejores, como Safo, donde ya en el primer capítulo empieza el movimiento de la máquina. (B. Croce)