Poema bucólico latino en quince cantos, obra del jesuita Rafael Landívar (1731-1793), que, nacido en Guatemala y fallecido en Bolonia, residió durante muchos años en México, de donde salió al destierro con sus compañeros de religión. La obra, que en español podría titularse Por los campos de México, es una vasta y primorosa pintura de la naturaleza y de la vida del campo en América. He aquí la relación del contenido de sus cantos :
I, «Los lagos mexicanos»; II, «El Jorullo»; III, «Las cataratas guatemaltecas»; IV, «La grana y la púrpura»; V, «El añil»; VI, «Los castores»; VII, «Las minas de plata y de oro»; VIII, «El azúcar»; IX, «Los ganados mayores»; X, «Los ganados menores»; XI, «Las fuentes»; XII, «Las aves»; XIII, «Las fieras»; XIV, «Los juegos»; XV, «Apéndice: La cruz de Tepic».
La primera edición del poema vio la luz en Módena, 1781, y la segunda, más completa, en Bolonia, 1782. Además de algunas traducciones parciales (como la del canto primero, obra del obispo Pagaza), han salido a luz, que sepamos, tres españolas (la de Federico Escobedo, en verso, 1925; las de los señores Loureda, 1924. y Octaviano Valdés, 1942, ambas en prosa) y una inglesa por Graydon W. Regenos (Nueva Orleans, 1948).
A. Millares Carlo
El padre Landívar… es uno de los más excelentes poetas que en latinidad moderna pueden encontrarse. Si desechando preocupaciones vulgares, damos debido aprecio a un arte no ciertamente espontáneo ni popular, pero que puede en ocasiones nacer de una inspiración realmente práctica; si admitimos, como no puede menos de admitir quien haya leído a Poliziano, a Frascatorio y a Ponzano, que cabe muy fresca y juvenil poesía en palabras de una lengua muerta; si tenemos además en cuenta el mérito insigne, aunque secundario, de la dificultad vencida, y los sabios primores de una técnica ingeniosa, no tendremos reparo alguno en reconocer asombrosas condiciones de poeta descriptivo al padre Landívar, a quien, en mi concepto, sólo faltó haber escrito en lengua vulgar, para arrebatar la palma en este género a todos los poetas americanos… (Menéndez Pelayo)