[Rosenblümchen und Hyazinthe]. Cuento [Marchen] del poeta alemán Novalis (Leopold Friedrich von Hardenberg, 1772-1801), inserto en los Discípulos de Sais (v.).
Rosa quiere a Jacinto, adolescente, pensativo, extraño y sombrío; y él la ama. Un hombre que ha viajado mucho es huésped en su casa: pasan juntos, conversando, toda la noche. A la mañana él parte, dejándole un libro en el que nadie sabe leer. El ánimo de Jacinto se ha transformado: «Debo ir a países extranjeros; la maravillosa dama del bosque me ha dado la receta para curar, y ha arrojado a la lumbre un libro. Dadme vuestra bendición y saludad por mí a Rosa. Afectos, amores, han muerto para mí; mi alma arde por la madre de las cosas, la virgen velada»; se despide de sus padres y corre hacia la tierra del misterio, a través de los desiertos, desafiando fieras y tempestades, preguntando a todos por la sagrada diosa.
Las flores le señalan la casa de ella en un bosquecillo de palmeras: se encuentra en presencia de la virgen divina, levanta el levísimo velo… y Rosa se echa en sus brazos. Jacinto vivió largo tiempo con Rosa, dando gracias a la milagrosa vieja por su consejo, y por haber quemado el libro. El cuento es típica expresión mística del «idealismo mágico» del poeta. No ya dominio del espíritu sobre la naturaleza, sino triunfo de él dentro de lo contingente, en la armonía con la naturaleza; encuentro de lo infinito en lo finito; transmutación de la realidad misma en ideal: en sueño y poesía. El misterio se desvanece en la posesión, por acto mágico de la voluntad.
G. Pioli