[Dark Laughter]. Novela del autor norteamericano Sherwood Anderson (1876-1941), publicada en 1925. Un periodista de Chicago, John Stockton, cansado de la vida vacía que lleva, de la jerga literaria que se impone, de su mujer escritora y de su ambiente de fanfarrones advenedizos, abandona de repente todo aquello, toma una barca y desciende por el Mississippi hasta Nueva Orleans, siguiendo las huellas de Huckleberry Finn (v.); después, luego de tomar el falso nombre de Bruce Dudley, vuelve al pueblo donde nació, Oíd Harbour, en Indiana, y se pone a trabajar de obrero en una fábrica de ruedas.
Su drama de escritor y de hombre — que él identifica con el de toda América — es un drama de impotencia. Él piensa que el arte debería ser una cosa más allá de la realidad, «una fragancia que toca la realidad de las cosas con los dedos de un hombre humilde, lleno de amor»; como, por ejemplo, su tosco compañero de trabajo, Sponge, tiene la impresión de que todos los americanos han perdido el contacto con las cosas reales: contacto que, en cambio, le parece encontrar en los negros, en su vitalidad ardiente y plena, a los que place «una garganta libre para cantar». Y tal es, en efecto, el estribillo de una canción negra que se repite insistente como un tema dominante en toda la novela. En la misma ciudad de Oíd Harbour vive también una joven, Aline, mujer de Fred, el amo de la fábrica en que Bruce trabaja; siendo ella muy joven, en un viaje a Europa, en medio del trastorno que siguió a la guerra mundial, se casó con Fred «para estar en algo hasta el fondo / hasta el extremo límite / por una vez al menos». En cuanto se ven, Bruce y Aline tienen la intuición de la fundamental identidad de sus más íntimas exigencias; él consigue que ella lo tome a su servicio como jardinero y juntos trabajan en el jardín, y ambos se sienten parte de la naturaleza y experimentan la necesidad de ser, por lo menos una vez, sencillamente, un hombre y una mujer. Una tarde de verano, mientras Fred está en la ciudad para tomar parte en un desfile, ambos satisfacen su mítico deseo al son de una violenta carcajada negra que, como un ritmo salvaje, domina toda la casa.
Cuando Aline, más adelante, advierte que va a tener un niño, y que ha caído en las redes del experimento que ha querido intentar, revela la verdad a su esposo, y se va con Bruce. Risa Negra es, tal vez, la obra maestra de Anderson, uno de los grandes novelistas que señalan el despertar de América a una realidad más viva; en ella exalta la vida negra, la humildad de los negros ante el misterio de la existencia, para herir mejor el orgullo y el materialismo puritano de los blancos. Solamente volviendo a esa vitalidad intensa y reverencial, Bruce y Aline reconstruyen dolorosamente su propia vida; y sólo volviendo América a ella conseguirá descubrir y crear su íntima realidad.
A. P Marchesini