Son cuatro volúmenes publicados después de su muerte, entre los años 1730 y 1734, que recogen toda la producción poética de Benedetto Menzini (1646- 1704), con excepción de las Sátiras (v.). En las canciones anacreónticas en honor de Amor y Baco o todavía más, en las odas pindáricas, escritas para oponerse mediante la glorificación heroica a los muchos poetas que celebraban cosas fútiles, aparece evidente la imitación de Chiabrera. El entusiasmo es siempre artificioso, lo mismo cuando son descritas las gestas de los archiduques medíceos como si se exaltan las empresas contra los turcos o bien la liberación de Viena en 1683. En cambio, en otras poesías se muestra más claro el influjo de Tas- so, por el cual Menzini no sólo muestra una gran predilección, hasta el punto de dedicarle la última de sus elegías, sino que incluso se atreve a afirmar que Tasso le había confiado «su propio cetro», aconsejándole: «decídete a asaetear con versos».
Y con su facilidad característica de asimilar los diversos estilos, se complace entonces el poeta en seguir unas veces a Petrarca, con sus «Cantos a Italia» (v. Italia mía), o bien en emular los tercetos dantescos en las diecisiete elegías que constituyen una especie de confesión autobiográfica. Pero lo mejor y lo más espontáneo de su obra son los sonetos pastoriles, en los que Menzini alcanza tonos delicados y reflexivamente traza pequeñas escenas campesinas ricas de gracia y de frescura.
T. Momigliano