[Rime]. Bajo este nombre genérico se comprende toda la producción poética dispersa de Giovanni Boccaccio (1313-1375).
Predominan en ella los sonetos, con unas pocas baladas, y un sirventés; además un pequeño grupo de sonetos probablemente de Boccaccio, pero acerca de cuya atribución la crítica filológica no se ha pronunciado con certidumbre absoluta. Escritas en épocas diversas, a partir, aproximadamente, de 1336, la mayor parte son poesías de tema amoroso relacionadas con hechos o recuerdos de su alegre residencia en Nápoles; después, poesías de ocasión, otras morales, y el galante sirventés en alabanza de las bellas mujeres italianas, que procede probablemente de un análogo sirventés dantesco, que se perdió, y al cual se alude en la Vida nueva (v.), y del «El caross» (v. Poesías) del trovador Raimbaut de Vaqueiras. De toda la producción artística en lengua vulgar de Boccaccio, las rimas son, en conjunto, la parte artísticamente menos feliz: manifestación de un eclecticismo literario que relaciona con literaria complacencia tristezas petrarquianas, idealismos stilnovistas y galanterías trovadorescas, ajenas, las dos primeras, a las más genuinas tendencias de su temperamento.
Raramente llega Boccaccio a una fusión armónica de estos diversos motivos, y los rasgos mejores de esta colección hay que buscarlos en los sonetos en que apuntan ciertas delicadas elegancias idílicas o rasgos más festivamente galantes y sensuales, como en los dos sonetos más conocidos: «Su la poppa sedea d’una barchetta» e «Intorno ad una fonte, in un pratello», en el último de los cuales la fresca elegancia del idilio termina en una expresión francamente galante. Frente a este grupo juvenil de sonetos que se pueden llamar «napolitanos», está el de los sonetos de época más tardía, de entonación más sombría y más grave, entre los cuales ofrecen cierto interés histórico y literario los tres sonetos violentamente polémicos dirigidos, hacia fines de 1373 o primeros de 1374, contra un desconocido detractor que lo había acusado de prostituir la poesía revelando al vulgo los arcanos significados del poema dantesco. Es sabido que entre 1373 y 1374 Boccaccio fue público expositor de la Divina Comedia (v.) en Florencia.
D. Mattalía
En algunos de sus libros de versos y rimas se muestra a menudo poeta en la invención, pero nunca en el estilo. (Foscolo)
Fue llamado también «hombre de vidrio» por su total inconstancia de impresiones y resoluciones de que son ejemplo las Rimas, donde en vano buscamos la unidad orgánica del Canzoniere, o un plan cualquiera, envuelto como está el poeta por las oleadas de las impresiones de la vida real y de sus estudios y reminiscencias clásicas. Con todo, entre muchas vulgaridades hallamos un elevado sentimiento o, como él dice, «el amor de las musas que lo saca del infierno». (De Sanctis)
Puesto que en los versos de amor era imposible hacerlo mejor que Petrarca y Dante, trajo de las fuentes clásicas la elegía y el idilio a las rimas toscanas. Y si después esta infusión fue mejor atemperada en la corte de los Médicis… esto no debe quitar a Boccaccio el mérito de la invención o de la primacía ni en una cosa ni en otra. (Carducci)