[Rime]. Publicadas en 1530 y en segunda edición en 1535 (además de las postumas del 48, cuidadas por Gualteruzzi), las Rimas de Pietro Bembo (1470- 1547) son un documento del gusto del Renacimiento más que una obra poética propiamente dicha. Con elegancia de estilo, pero con frialdad de inspiración, el escritor repite con nueva forma la riqueza psicológica y el refinamiento del Cancionero (v.) de Petrarca.
Las situaciones están calcadas sobre el ejemplo del gran trecentista, aunque las imágenes y la forma artística reflejen los caracteres señalados por Bembo en sus famosas obras doctrinales, los Asolanos (v.) y las Prosas sobre la lengua vulgar (v.). Así algunas de las mejores composiciones están calcadas sobre ejemplos célebres, «Solingo augello, se piangendo vai» [«Pájaro solitario, si llorando vas»], que compara la vida del animalito con el amor desgraciado del poeta, y, por su contraste entre el hielo y el fuego, «lo ardo, dissi, e la risposta in vano» [«Ardo, dije, y la respuesta en vano»]. Algunas veces la imagen amorosa («Giaceami stanco, el fin de la mia vita» [«Yacía cansado, y el fin de mi vida»]) y la visión de la naturaleza («Questa del nostro lito antica sponda» [«Esta de nuestra costa antigua orilla»], por Venecia) parecen inspirarse en un sentimiento más sincero.
A pesar de todo, ‘incluso en los momentos más felices, estas Rimas sólo están regidas por la pericia del artífice que conoce los secretos del oficio, pero no la fascinación de la creación espontánea y auténtica. La obra, junto con los cánones imitativos del humanismo, codificó el gusto de toda una época en cuestión de poesía amorosa.
C. Cordié
Puede decirse a Bembo: «¡Feliz tú! / en quien se ceba la envidia y a menudo se duda / si es él Petrarca o si Petrarca es él». (Dolce)
Es un escritor tibio y en sus versos sólo avanza con pie tembloroso, siguiendo las huellas de Petrarca. (Foscolo)
Pietro Bembo, boccacciano y petrarquista, considerado entonces como príncipe de la prosa y del verso. (De Sanctis)
No poseía nada que pudiese hacerle seguir ni desarrollar a Petrarca, es decir, dar una nueva poesía íntima, un nuevo drama del alma: ni siquiera podía reproducirlo sencillamente, porque todo verdadero poeta es irreproducible. A pesar de todo tuvo la ilusión de reproducirlo y sus contemporáneos en su mayoría estuvieron convencidos de que lo había alcanzado. (B. Croce)
Bembo no escribió verdaderamente sonetos ni canciones, sino versos, frases, sílabas. (F. Flora)