[Ricordi di un impiegato]. Narración de Federigo Tozzi (1883-1920), publicada dos meses después de su muerte y reimpresa en 1927 junto con diez cuentos inéditos en un volumen.
Es una larga narración en forma de diario: una autobiografía transfigurada en visión artística. El protagonista, Leopoldo, es un pobre empleado lleno de aspiraciones; pero la vida parece oponerse a él y, en el contraste, se muestra más duro el carácter del personaje. El choque con la familia, la necesidad de lograr un empleo para vivir por sí mismo y la repugnancia a convertirse en un número en una casa de comercio o en una oficina pública, todo ello crea una desazón en su espíritu. Por añadidura, la nueva situación le aleja de su prometida Attilia, muchacha no querida por la familia de Leopoldo; intenta un nuevo amor incidental, hacia Nemora, a pesar del lazo afectuoso que le une con Attilia.
El empleo en los ferrocarriles no parece procurarle la paz deseada, debido a la misma inestabilidad de su corazón; y por si fuera poco, la enfermedad de su prometida da a Leopoldo el sentido más agudo de su malestar; una angustia sorda domina sus actividades y no le concede reposo. De improviso recibe, junto a la noticia del nacimiento de una hermanita, la de la agravación de su novia. Marcha a su lado, pero la halla muerta. Los lamentos por esta pérdida y por su vida destrozada se confunden con el pensamiento de la niña recién nacida; la permanencia junto a la muerta, halla, una vez llega a su casa, entre la alegría de la familia por el nacimiento, un vivo contraste apenas colmado por la fatiga con que la vida es observada en toda su variedad. Ahora se establecerá junto a los suyos y buscará un nuevo empleo: su vida ha quedado así truncada con la muda aceptación de la realidad.
La narración lineal y limpia en su desarrollo a modo de diario está considerada como una de las mejores producciones del autor, y señalada por algunos como su obra maestra. La fuerza expresiva que en Tres Cruces (v.) o en El Cortijo (v.) parecía apoyarse en una complicación psicológica para ser más eficaz e incisiva, aquí se desenvuelve en cambio en forma de simple narración, con una intensa unidad de sentimientos, donde la vida es aceptada en todos sus aspectos. Pero es una sabiduría mortificada y sometida, más bien que libre de prejuicios; poesía crepuscular que halla tal vez en los acentos íntimos, profundos, de Tozzi su más dramática expresión.
C. Cordié
El hecho de escribir asume en Tozzi el carácter de un acontecimiento personalísimo, «fuera de serie», nuevo y aislado: casi diremos vengativo, pues se manifestó resentido contra todos y contra todo. (A. Gargiulo)