Un jovial y rico señor de mediana edad, Samuel Pickwick, funda en Londres un club del que también es presidente. Junto con algunos amigos, Tupman, Snodgrass y Winkle (estos dos últimos, jóvenes y troneras), parte para un viaje de reconocimiento de la campiña inglesa. Desde la primera parada, son el blanco de un estafador de nombre Jingle, que viaja con un digno compadre que hace las funciones de criado, Job Trotter. Con su prodigiosa labia Jingle fascina a los ingenuos pickwickianos, arrastrándolos a toda clase de problemas.
Entre los episodios más importantes de una novela que carece de una verdadera trama, y afín en cuanto a estructura al modelo picaresco, está el encuentro casual en Rochester con un cordialísimo hidalgo campesino, Mr. Wardle, que se halla haciendo un corto viaje en compañía de su hermana casadera Rachel y de sus graciosas hijas Emily y Elisabette. Desde la partida de caza con picnic hasta la velada de Navidad en casa de los Wardle el paso es breve y nace una amistad profunda entre Wardle y Pickwick.
Se entrecruzan también los idilios: Winkle se enamora de Arabella, amiga de Emily; Snodgrass, de Emily; y Tupman, de Rachel. Ésta última, sin embargo, engatusada por Jingle, huye con él, convencida de que la hará su mujer. Wardle y Pickwick se lanzan en su busca, localizándolos en una posada, y Jingle, luego de una espléndida recompensa, abandona sin miramientos a Rachel. Ese mismo día Pickwick conoce también al limpiabotas de la posada, un jovenzuelo hacendoso, honesto, y con un impagable sentido del humor: Sam Weller (el personaje de más relieve del libro, junto con Pickwick). Tomado como doméstico por Pickwick, Sam se convierte en su compañero inseparable en todos los avatares que siguen y que componen un cuadro muy vivaz de la vida en las pequeñas ciudades y en la campiña inglesas.
Episodio central de la obra es el proceso que le es instruido a Pickwick ante la denuncia de su casera, que lo acusa falsamente de haber faltado a su promesa de matrimonio. Condenado a pagar una indemnización a la mujer, Pickwick, ofendido y afectado en lo más profundo por el engaño y la injusticia sufridos, se niega a pagar y prefiere ir a la cárcel por deudor: el autor ofrece en estas páginas un cuadro magistral del ambiente forense y de las condiciones terribles de los detenidos por deudas.
Mientras, Winkle toma por esposa a Arabella, y Snodgrass, a Emily. La actividad del club se cierra. Pickwick se retira a Dulwich con su fiel Sam que se ha casado con una bella doncella, Mary: con ellos y con sus hijos, Pickwick va al encuentro de una apacible vejez.