[Esaú e Jacob]. Novela de la mayor figura de la literatura brasileña. Publicada en 1904, cuando el autor de las famosas Memorias póstumas de Braz Cubas (v.), de Quincas Borba (v.) y de Don Casmurro, había alcanzado renombre, no sólo en su nativa Río de Janeiro, sino en todo el Brasil y en el extranjero, narra, en su estilo amasado con escepticismo sonriente y bonachón, la historia de dos hermanos, Pedro y Pablo, hijos gemelos de Natividad, su hermosísima madre que, movida por el ansia natural de conocer el porvenir de sus queridos hijos, consulta a la mestiza Bárbara.
Y ésta, con palabras ambiguas, predice que serán grandes: «grandes cosas futuras». La madre, confiando en el porvenir, educa a sus hijos para que se hagan grandes, enriquecidos por la fortuna, victoriosos en la vida. Pero los gemelos demuestran cada vez más decidido su irreductible y vivo contraste, la repetición de las opuestas naturalezas fraternas, enemigas una de otra: Esaú y Jacob; no por ambición de primogenitura ni por afán de riquezas sino por ingénita divergencia de caracteres, de sentimientos, de ideas. De niños, se dan puñetazos; de adolescentes, son contrarios en todo, incluso en las opiniones políticas, pues uno de ellos es monárquico y el otro patrocina la república.
La única vez que experimentan el mismo sentimiento es para enamorarse ambos de Flora, hija única de la inquieta y ambiciosa doña Claudia, muchacha tan hermosa, como buena pero, a juicio de un amigo de la casa, el consejero Aryas, incomprensible. Los gemelos la aman y ella les corresponde sin preferencias, pues ambos le parecen formar uno solo, tan idénticos son físicamente; e incluso la diversidad de sus caracteres se le aparece como los diversos aspectos de un todo único. Pablo, estudiante de leyes en San Paulo, es recordado nostálgicamente, mientras Pedro no consigue de ella la menor ventaja al permanecer en Río estudiando medicina; pero la alegría por la vuelta de Pablo no desvalora la permanencia de Pedro, único y doble amor inexplicable; tal, que la dulce Flora muere debido a ello.
Los gemelos se comprometen a someter toda su rivalidad egoísta al recuerdo de la amada; pero también aquello es motivo de odio, alejándoles cada vez más uno de otro. En Brasil, con el tiempo, se instaura la república; y he aquí que el monárquico Pedro, orgulloso de la Constitución, se convierte en republicano «conservador»; mientras que Pablo, el republicano «histórico», queda descontento y decepcionado. Sin embargo, ambos entran a formar parte del Congreso, elegidos simultáneamente por partidos opuestos. La madre ya no los podrá ver más elevados; junto a su lecho de muerte los gemelos, llorando, se unen. Pero por poco tiempo; su rivalidad continuará en la madurez, inexorable hasta el fin. El valor del libro está sobre todo en el arte con que Machado de Assis pinta a sus personajes, fija sus caracteres, ilustra sus diferencias con extremada coherencia de imágenes, con análisis agudo, mientras describe el ambiente de Río de Janeiro y la época de la acción, creando una obra típicamente brasileña, incluso «carioca», pero aparte de ello universal.
G. A. Magno