Publicada en Milán en 1875. Aunque apareció cuando ya el autor había compuesto «Nedda», el primer boceto realista de asunto siciliano, está todavía entretejida de motivos románticos, los predilectos en su estilo juvenil.
El marqués Alberto Alberti, una vez salido del colegio, a los veinte años, con muchas ideas erróneas, con demasiada terquedad, con prestancia física y con treinta y dos mil liras de renta, comienza su carrera manteniendo un idilio con su sencilla primita Adela, si bien pronto pasa a la amiga de ésta, la mundana y refinada Velleda, con la que se promete, aunque más tarde se ve precisado, a su vez, a ceder su puesto a un príncipe tan bruto como rico.
Sigue la conquista de una fascinadora condesa, de edad ya madura, y así sucesivamente, hasta el día en que Alberto se presenta ante la primita fiel, con esta cínica confesión: «Ya no tengo ni cabellos ni ilusiones; tengo cuarenta años y treinta y dos mil liras de deudas. ¿Quieres ser mi mujer?» Y Adela, bella, rica y adorable, responde que sí. Esto podría ser la salvación, pero aquel espíritu débil y enfermizo no sabe resistir la tentación de cerrar favorablemente el viejo cuento con Velleda y acaba por encapricharse de ella. Los malentendidos distancian a los dos esposos, que tan sólo vuelven a reconciliarse en el lecho de muerte, en el que Adela termina santamente su largo calvario y j unto al cual Alberto dobla su cabeza, cerrando con un disparo de pistola su vida inútil.
Es una pintura convencional de una sociedad ociosa que hubiera muerto de tedio si no llenase sus días con escaramuzas de pasiones ficticias, y esta débil novela no tiene otra figura viva que la de Adela, afín, aunque inferior, a la de Herminia del Tigre real (v.). Sin embargo, desde el punto de vista de la técnica narrativa, señala un progreso sobre sus obras precedentes: el ágil diálogo concierta magistralmente con la refinada mundanidad de los personajes, y se abandona el artificio de contraponer las diversas partes de la acción fuera del orden cronológico, que es sustituido por la simple técnica de la yuxtaposición.
E.C. Valla