Miguel Cara de Ángel, hombre de confianza del señor Presidente (en esta figura espectral, vestida siempre de negro, fláccida e hipócrita, el autor quiso representar a Estrada Cabrera, el dictador de Guatemala entre los años 1898 y 1921), se enamora de Camila, hija del general Eusebio Canales, a quien se considera culpable de sedición y traición.
La historia, ambientada en una Guatemala a la que el Presidente, «Benemérito de la Patria, jefe del Gran Partido Liberal de Corazón y Protector de la Juventud Estudiosa», tiene sometida mediante el terror policial, concluye trágicamente cuando, después de la boda, Cara de Ángel es encarcelado y la pobre Camila mata sus días en una vana espera.