[L’envers de l´histoire contemporaine]. Es la última novela terminada por (1799-1850), publicada en 1846, e íntegramente en 1855; forma parte de la Comedia humana (v.) – «Escenas de la vida política». Obra tupida, a veces confusa y fatigosa, pero animada por grandes bellezas y un alto espíritu de comprensión humana y de caridad. De la misma manera que en la Historia de los trece (v.)
Balzac había representado una conjura de hombres regidos sólo por sus pasiones y resueltos a apoderarse, con una acción común y convergente, de la tierra, en el Envés o en El otro aspecto de la historia contemporánea, nos presenta una congregación secreta de los «Hermanos de la consolación» absorta en un solo fin ideal de sacrificio y de caridad; el joven Godefroid penetra por casualidad en aquel centro de acciones virtuosas, y allí es ilustrado, instruido, y guiado para una misión benéfica. La trama es sencilla, y en muchos aspectos parecida por su clima novelesco a sus primeras obras: la señora de la Chanterie, complicada durante el período napoleónico en una trama política, de la cual era en todo inocente, había pasado muchos años encarcelada; su hija había sido ajusticiada y el mayor responsable de tan atroz ejecución había sido el procurador general Morlac.
Ahora, bajo la Restauración, éste está arruinado, vive escondido y en la miseria, mientras su hija está gravemente enferma, y él no sabe cómo salvarla: en secreto, los hermanos de la Consolación vienen en su ayuda, y él se encuentra frente a la señora de la Chanterie, que es el alma de aquella obra benéfica; se arrodilla delante de ella, y recibe su perdón. Una vez más, como en el Cura de aldea (v.) y en el Médico de campo (v.), la beneficencia social le parece a Balzac expresión redentora y resolutiva en una sociedad en la que, con el predominio de los hombres nuevos y la impotente agitación de los espíritus más elevados, prevalecían los valores y los instintos inferiores. Pero en el caso presente a la actividad benéfica se añade el gesto más conmovedor y más profundo de un perdón. Balzac comprende así que a la acción reparadora de las injusticias, aunque sea la impetuosidad multiforme y fuera de la ley de un Vautrin (v.) o la prudente filantropía del médico Benassis, debe unirse una actitud interior que sea forma y modelo de un mundo moral.
Con todo, ni siquiera el perdón de la señora de la Chanterie aporta una paz definitiva al complicado y turbio mundo de las figuras de Balzac; para conseguirlo la protagonista ha de ser ayudada por un hecho reparador que crea en torno a ella una situación, y ella no tiene más remedio que seguir un camino ya trazado de antemano. El que señala el límite alcanzado por Balzac en su esfuerzo es, sobre todo, el joven Godefroid, cuyo resplandor es más una esperanza y una promesa que una realidad, encerrada en él, pacificadora, pero todavía incomunicable.
F. Neri