Poemita dramático en cuatro cantos, publicado en 1859 por el poeta neogriego, seguidor de Víctor Hugo y representante en Grecia del Romanticismo más exaltado. Doña Frosini, esposa de un griego, había abandonado su casa y sus hijos por amor hacia el hijo de Alí Mucbtar Bajá. Durante una ausencia de éste, la mujer de Mucbtar, celosa de la concubina cristiana, impulsa al viejo Alí a una justicia sumaria. Con una espectacularidad que revela la sombría y grandiosa fiereza de aquel Calígula epirota, la griega y sus jóvenes compañeras son ahogadas en el lago.
El poeta pensó aumentar el interés del drama presentándonos al viejo tirano enamorado de doña Frosini e incitado por sus negativas, a la sombría venganza; y — obedeciendo a una inspiración religiosa y patriótica al mismo tiempo — colocó una aureola de martirio en torno a la hermosa cabellera de la apasionada pecadora y nos la presenta, sin base psicológica alguna, como arrepentida de sus devaneos y resignada a la muerte, aceptada como expiación y redención. Actitud poco feliz, que priva a la trágica heroína de su dolorosa humanidad y, aun queriendo sublimarla, la reduce a ser no una persona, sino un esquema vacío, una máscara inerte. Más viva, pese al énfasis declamatorio, es la figura del siniestro tirano enamorado.
Pero todos los personajes, intoxicados por el veneno romántico y por la retórica del sentimiento, resultan demasiado elocuentes. Los tonos son sombríos y las tintas fuertes, mientras con todos los medios se busca el efecto, en el esfuerzo de crear en torno a los personajes una atmósfera de prodigio y de horror. Pero no se puede negar a la obra, pese a su tendencia a la hipérbole, sugestión ni fuerza poética. La misma retórica ofrece rasgos de sugestiva elocuencia y el énfasis y la hipérbole no son tanto expedientes técnicos cuanto la expresión de un ánimo románticamente apasionado, llevado al tono y al gesto oratorio, cuya segunda naturaleza es el énfasis.
B. Lavagnini