Escrito entre 1923 y 1926, fue estrenado en Barcelona este último año. El conjunto instrumental está formado, además del clavicémbalo solista (que se puede sustituir por el piano), por flauta, oboe, clarinete, violín y violoncelo. Esta obra de Manuel de Falla (1876-1946), significa un ulterior desarrollo estilístico respecto al Sombrero de tres picos (v.) y al Retablo de Maese Pedro (v.), una purificación y una reducción a la esencialidad del lenguaje, aunque en algún punto se advierta un cierto endurecimiento. Se perfila claramente en este Concierto la influencia de la música para clavicémbalo de Domenico Scarlatti, especialmente por lo que de «español» tiene el arte del gran músico italiano del siglo XVIII, debido a su larga permanencia en la corte de Madrid. Es un retorno que puede encuadrarse en el más auténtico espíritu de la música de Falla, siempre atento a llegar a las venas más profundas de la musicalidad española. El Concierto está escrito con una rígida y compleja escritura polifónica en el que los seis instrumentos desarrollan más bien partes de solo que de conjunto orquestal. Por su finura armónica, por el equilibrio de sus proporciones, esta obra posee una belleza aguda y penetrante, de una inolvidable emoción entre amarga y graciosa.
A. Mantelli