[La ciruela del vaso de oro]. Es una de las cuatro grandes novelas clásicas chinas, escrita probablemente por Wang Shih-chén (1526-1590). Parecida al Hung Lou Méng (v.), describe los acontecimientos de una sola familia, el carácter de las mujeres y la vida del momento, y nos ofrece sobre todo una viva y aguda representación del mundo femenino. Por la abundancia de descripciones obscenas, fue puesto en el índice de los libros prohibidos en los tiempos imperiales. El título se forma con la fusión del nombre de los tres personajes femeninos más importantes, que son: P’an Chin-lien, Li P’ing-erh y Ch’un mei; el argumento, aun cuando varía mucho en su desarrollo, está tomado de un fragmento del Shui Hu Chuan (v.), en el que se describen las ilícitas relaciones amorosas entre Hsi-men Ch’ing y P’an Chin Lien, que, después de envenenar a su marido acabará siendo asesinada por el hermano de él.
El joven Hsi-men Ch’ing, que lleva una vida de desórdenes con un grupo de amigos ricos, se encuentra por casualidad con P’an Chin-lien, mujer de Wu Ta-lang y por mediación de Wang P’o, dueña de una casa de té, llega a tener relaciones con ella. La mujer, deslumbrada por la belleza y la riqueza del amante, envenena a su marido para poder ser su concubina. Wu Sung, hermano del muerto Wu Ta-lang, deseoso de vengarle, mata por error a un inocente y la justicia le destierra a un distrito lejano. Hsi-men Ch’ing, libre así de las preocupaciones de una posible venganza, se entrega a sus amores, acogiendo como concubina a Li P’ing-érh, mujer de un amigo muerto, y cometiendo además adulterio con la esclava Ch’un-mei. El castigo no tarda en llegar: el hijo habido con Li P’ing-érh muere en seguida de una enfermedad terrible, poco después le sigue la madre, y el propio Hsi-men Ch’ing sucumbe a las comilonas. Por su parte, P’an Chin-lien es asesinada por Wu Sung cuando éste regresa. Ch’un-mei es vendida a otra familia. Cuando llegan los tártaros, la mujer de Hsi-men Ch’ing huye a Tsi-nan con el hijo póstumo, Hsiáo Ké, y, al llegar a un templo budista, conoce en sueños que su hijo es la nueva encarnación de su desgraciado marido.
Para salvarle, pues, y proporcionarle un porvenir mejor, hace que el niño sea bonzo budista. Estas peripecias se narran con singular vivacidad en cien capítulos, haciendo olvidar el arte del escritor la desmesurada extensión de la obra. Entre las continuaciones -de la novela, nos ha quedado la de Ting Yao-k’ang (hacia 1620-1691), en la que los personajes se nos aparecen de nuevo, encarnados en diversas familias, y se describen las malas consecuencias de una vida anterior mal vivida. También este libro, por las descripciones obscenas, ha sido puesto en el índice de los libros prohibidos. Conmovedora es la parte que describe la invasión de los tártaros y los sufrimientos de los chinos. Cfr. C. Egerton, The Golden Lotus (Londres, 1930), H. G. von d. Gabelentz, Chinesische Justiz, Nach eirier Schilderung in dem Román Gin-ping-mei (Glo- bus, 1864).
P. Siao Sci-yi
La Ciruela del vaso de oro, aunque sus cuatro quintas partes sean pornográficas, es probablemente la mejor novela de costumbres sociales, con su despiadada y vivida representación de los caracteres corrientes de la burguesía y de los poderosos, y en especial de la posición de la mujer en la sociedad china del período Ming. (Lin Yutang)