[Batalla de reynas]. Drama histórico en tres actos y en verso del dramaturgo catalán Serafí Pitarra (seudónimo de Frederic Soler, 1839-1895), estrenado y publicado en 1887. Basándose en dos fragmentos de los Anales de Cataluña (lib. XIII, caps. XIX y XX) de Feliu de la Peña, concibió el autor la obra en la rivalidad entre Sibila de Fortiá, última esposa de Pedro IV el Ceremonioso, y Violant de Bar, esposa de Juan I de Aragón, hijo del matrimonio de don Pedro con doña Leonor de Sicilia. La muerte del rey, ocurrida en 1387, pone frente a frente a las dos damas en su ambición de poder. Sibila había conseguido del rey que nombrara heredero al hijo de don Juan y le fuera confiado. Pero en el momento de la muerte del rey los partidarios del príncipe ganan la partida, y Sibila huye con su fiel enamorado Berenguer d’Abella, llevándose consigo al niño. Ello crea una situación sentimental tópica: cualquier acto que don Juan lleve a término contra los rebeldes costará la vida al pequeño príncipe. Sibila y sus partidarios se refugian en el castillo de Sarroca. Llega allí Violant, disfrazada; al ser descubierta consigue el favor de Huc, el guardián de Sibila. Se entabla después un vivo diálogo entre las dos reinas, durante el cual Violant ofrece a Sibila cuanto desee a cambio de su hijo. Llega también don Juan, con un mensaje de Berenguer, a quien tiene prisionero. Sibila, al leerlo, lo cambia por otro preparado de antemano, lo cual deja a don Juan, que por caballerosidad no lo había leído, en una situación confusa. Llama Sibila a sus servidores, pero éstos capitaneados por Huc, que desea vengar una antigua afrenta, la traicionan. Después de algunos lances logran apresar a Sibila y recobrar el niño. Sibila y Berenguer son condenados a muerte. En la cárcel se juran amor hasta la muerte. El rey desea otorgar el perdón al caballero, y a pesar de que éste lo rehúsa, cursa la orden de indulto. Violant lo intercepta y Berenguer es ajusticiado. Así Violant somete a Sibila, a quien ha jurado odio eterno, a un tormento mayor. Ella será enviada al destierro. La obra termina en el momento en que Berenguer muere en el patíbulo. Don Juan, en señal de dolor por la muerte del caballero, manda arrodillar a las dos enemigas. A pesar de sus falsas situaciones y de su poca agilidad teatral —prescindiendo ya de la fidelidad histórica —, es una de las mejores obras del popular dramaturgo catalán.
A. Comas