[Attilio Regolo]. Drama en tres actos de Pietro Metastasio (Pietro Trapassi, 1698-1782), escrito en Viena en 1740 y representado en 1750, en Dresde, con música de Johann Adolph Hasse (1699- 1783). Pertenece a los dramas del segundo estilo (1730-1740). Aunque el estilo heroico es ajeno al espíritu poético de Metastasio, la figura de Régulo toma vigorosos acentos y aspectos escénicos majestuosos. La acción, que se refiere a un conflicto de sentimientos, se expresa en concretas discusiones en que Régulo reafirma su deber de guardar la palabra dada al enemigo, volviendo en busca de la muerte, pero defendiendo las razones de la defensa de la patria. La tragedia se desarrolla por completo en Roma donde viven sus hijos, Atilia y Publio, y algunos cartagineses, entre ellos Barca. A la noticia de la llegada de Régulo sigue la escena entre éste y el cónsul en la cual Régulo expone las condiciones de paz o de canje de prisioneros cartagineses. Régulo, que ha jurado solemnemente volver a Cartago si ambas proposiciones no son aceptadas por Roma, no duda en sacrificarse, y él mismo aconseja inmediatamente que se rechacen las proposiciones, contrarias a los intereses de la patria. Desde este momento todos los personajes tratan, con los más variados argumentos, de persuadir a Régulo para que evite su destino, no volviendo a Cartago como prometió; y a todos contesta, cada vez más firme en su propósito, insistiendo para que el Senado siga sus consejos, pese a las tentativas de sus hijos y de sus amigos de inducir a Roma a la paz con tal de salvarle.
No menos elocuente es Régulo con Amílcar que le propone la fuga, después que el Senado le ha librado del juramento hecho al enemigo. Y la situación alcanza alturas de sublime contraste en la escena de Régulo con su hija, que intenta desesperadamente salvarle: Atila llora pero admira; Barca, el africano, no comprende. Más dramático aún es el conflicto último, en el cual el pueblo se opone a la marcha de Régulo que, venciendo todo obstáculo de piedad, sube a la nave que le llevará al suplicio. El coro termina la obra «Honor desde esta orilla, / Padre de Roma, adiós. / De los años y del olvido / nosotros triunfaremos por ti. / Pero demasiado cuesta la gloria: / Roma, entre tanto, te pierde; / y todas las edades fecundas / de Régulos no son» [«Onor di questa sponda, / Padre di Roma, addio. / Degli anni a dell’oblio / Noi trionfiam per te. / Ma troppo costa il vanto; / Roma ti perde intanto; / Ed ogni etá feconda / di Regoli non e»]. La obra, que resuelve los elementos trágicos en formas de melodrama, presenta las más arduas dificultades recitativas y de escenificación para su representación.
M. Ferrigni
Por lo menos la última escena y la séptima del acto primero, quisiera verlas representadas todos los años con música digna, el día del aniversario de Roma, en el Capitolio. (Carducci)
* La música de Hasse encuentra equilibrio y correspondencia con la poesía metastasiana. Hasse informa su lenguaje estilístico en la escuela napolitana; y entre los numerosos compositores de melodramas trágicos es sin duda el más sensible a los acentos metastasianos, elevando la expresión dramática de la música a fuertes tintas, sin ceder casi nunca a io henchido y a lo retórico en que era fácil caer. También en Atilio Régulo Hasse sabe conseguir momentos de sincero ímpetu, incluso con audaces soluciones rítmicas y armónicas, para entregarse alguna vez a páginas de lírica efusión. *
* Como otros dramas metastasianos, también éste fue puesto en música más tarde por otros autores. Entre ellas, después de la de Hesse, se recuerda la ópera de Nicoló Jommelli (1714-1774), representada en Roma en 1752, mientras resulta evidente que el Attilio Regolo de Alessandro Scarlatti (1660- 1725), representado en Roma en 1724, cuya música es desconocida, no puede basarse en el texto de Metastasio, como se encuentra escrito, sin embargo, en crónicas y documentos aparecidos después de 1750. En el año 1692 escribió una ópera titulada Regulus Henry Purcell (1658?-1695).
* Sobre el mismo argumento escribió una tragedia titulada Régulus el francés Nicolás Pradon (1632-1698), representada en 1688; otra homónima de tono clásico, que escribió en 1802 Joseph von Collin, fue representada en Weimar bajo la dirección de Goethe.