[El corazón de los sabios y el dragón esculpido]. Es una crítica de la literatura china escrita por Liu Hsieh o Liu Yen-ho (siglo V-VI d. de C.), literato budista, considerada como la primera crítica completa de la literatura china. Su título expresa una crítica de la mentalidad literaria de su tiempo, preocupada sobre todo por la expresión exterior y el uso original y extravagante de las palabras, de manera que el literato parece divertirse en esculpir un dragón sobre cada palabra.
Esta obra está subdividida en dos libros y cincuenta capítulos, los cuales, según su significado, pueden ser agrupados de esta forma: «Modelo de los escritos»: se debe seguir el estilo de los clásicos, para que en ellos hallemos una sencillez expresiva, una delicada naturalidad, un sentimiento que eduque el alma, expresión franca sin ambigüedades, etc. «Desenvolvimiento de la literatura»: Liu incluye en la historia literaria todos los ensayos chinos, dilatando así su campo, pero perdiendo la visión homogénea del conjunto. «Condiciones del literato»: para ser un literato hay ciertas condiciones necesarias: mente sana, de la cual, en los momentos de inspiración, nacen las obras bellas; buena salud, que es condición de la mente sana; observación de la naturaleza, que a menudo puede guiar nuestros sentimientos hacia la literatura, además de las simples observaciones panorámicas; impulso literario, o sea, la inspiración, siguiendo la cual podremos alcanzar bellas expresiones sin perdernos en demasiados razonamientos; frases de los antiguos, que siempre es bueno citar cuando se adaptan a las circunstancias.
«Normas de la crítica»: al criticar la literatura no debemos exagerar el valor de los antiguos y despreciar con. ello a los modernos; no darse demasiada importancia ni despreciar a los demás; no creer en la falsedad; no tener prejuicios, poseer vasta cultura; no confundir lo justo con lo injusto; criticar analíticamente. «Dignidad y utilidad de los literatos»: los literatos puros son considerados generalmente en China casi como seres inútiles para la sociedad. Esta consideración es debida, ya al concepto tradicional de la vida que tienen los chinos, haciéndola consistir en una continua relación de utilidad entre individuo y gobierno, ya a la vida ociosa de los literatos, los cuales, por tener mayor sensibilidad para las imperfecciones de su tiempo, se tornan ociosos e indiferentes hacia la sociedad. Liu sostiene, pues, que los literatos deben tomar parte en los trabajos que aprovechan directamente al pueblo.
«Circunstancias y talentos»: los cambios de estilo en la literatura, según nuestro autor, son debidos más a las circunstancias en que viven los literatos que a la diversidad de sus talentos. Como el autor no habla de los escritores de su tiempo, esta obra se puede considerar como una vasta «poética», documentada con el examen de las obras antiguas y con un intento de historia literaria. Ante un panorama literario vastísimo, el autor mantiene un sustancial equilibrio, fundando su poética y sus juicios en el culto de la tradición y en un continuo acuerdo entre espíritu y naturaleza, poesía y utilidad, salud espiritual y corporal. No fue el creador de la estética china, pero incluyó orgánicamente al mundo literario en el panorama de sabiduría de la antigua China.
P. Siao Sci-Yi