Comentario sobre las «Sentencias» de Pedro Lombardo, Santo Tomás de Aquino

Obra de juventud de Santo Tomás de Aquino (1225- 1274), escrita en 1254-1256, testimonio de las primeras enseñanzas dadas en París, cuando aún no había recibido el grado de doctor y de maestro. El Libro de las sentencias (v.) de Pedro Lombardo era una recopilación ordenada de las doctrinas de la Iglesia y de los Santos Padres sobre las verdades de la revelación cristiana; los principales temas tratados eran Dios, los ángeles, los hombres, las virtudes y los sacramentos. Por sus mé­ritos, esta obra había sido adoptada como texto de escuela en las universidades de aquel tiempo, y la enseñanza consistía en comentar su texto. El Comentario de Santo Tomás es bastante importante no sólo por hallarse en él las doctrinas propias del Doc­tor Angélico, sino para descubrir las infiuencias que experimentó durante el período de su formación intelectual. Se notan, en efecto, muchas dependencias de San Agus­tín, que van disminuyendo en el transcurso de la enseñanza. La obra está distribuida en cuatro partes, conforme a la división del Libro de las sentencias. En la primera parte se trata principalmente del misterio de la Trinidad y de cada una de las divinas Per­sonas, de sus relaciones y propiedades, del conocimiento, de la providencia y omnipo­tencia de Dios.

Pero no sólo se expone, ilus­tra, prueba y defiende la doctrina revelada, sino que son también tratadas las cuestiones filosóficas acerca de la naturaleza del cono­cimiento en general, acerca de las cualida­des y de su aumento, acerca de las rela­ciones y de su realidad, acerca de los con­ceptos de sustancia, de naturaleza, de ser, de persona, acerca de la conciliación entre presciencia divina y libertad humana, y, por ende, acerca de la naturaleza del libre al­bedrío. La segunda parte trata de la crea­ción y de las criaturas en general, y luego de los Ángeles y de la caída de algunos de ellos, de sus distintas jerarquías y particu­lares actividades; seguidamente, de la crea­ción del mundo según el relato de las Es­crituras, de la creación del hombre y de su condición antes y después de la culpa; de ahí que se trate de la naturaleza de la gra­cia sobrenatural y del pecado original, tan­to en Adán como en sus descendientes. En la coyuntura, se estudian los problemas filo­sóficos relativos a la Creación, a su posibi­lidad, eternidad o temporalidad, a la na­turaleza de la dependencia de las criaturas del Creador, a las «rationes seminales», a la multiplicidad de las almas en relación a la unicidad del intelecto defendida a la sazón por los averroístas, a la naturaleza de la unión del alma con el cuerpo, a la responsabilidad de la voluntad en la trans­gresión de la ley moral, a la necesidad de la sanción para el valor de la ley.

La ter­cera parte trata de la encarnación del Hijo de Dios y de la unión de las dos naturale­zas en una sola persona, y de lo que per­tenece a Jesucristo en cuanto a Dios y en cuanto a hombre; trata además de la obra de la redención y de sus frutos; asimismo, de las tres virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, de las virtudes cardinales y de los dones del Espíritu Santo. Finalmente, la cuarta parte contiene los tratados sobre la doctrina de los Sacramentos, especialmente la referente a la Eucaristía, a la Penitencia y al Matrimonio, así como lo concerniente a la resurrección de los muertos, a las pe­nas y a la bienaventuranza eterna.

C. Giacon