Wolfram von Eschenbach

Vivió entre 1160 y 1220 aproximadamente, y fue el poeta alemán más ilustre de la Edad Media. Poseemos pocos documentos acerca de su vida; sin embargo, la abundancia de refe­rencias al mismo autor que aparece en su obra nos ayuda a conocerle en cuanto hom­bre y artista. La particular simpatía de Wolfram hacia un personaje suyo y sus aventuras, vinculadas a su propio destino, el orgullo de caballero que antepone a la dignidad de poeta, los viajes entre una y otra poblacio­nes, fruto no de una inquietud como la que llevaba a Walter von der Vogelweide (v.) de un punto a otro del imperio, sino a cau­sa de las diversas ocupaciones ejercidas, la pobreza, la seriedad y los ideales domésticos y burgueses en los que halla refugio y con­suelo, todo nos lo cuenta él mismo con sencillez, bondad y una leve ironía.

Perte­neció a un linaje caballeresco de la Fran­conia media (Wolframs Eschenbach se halla situada en las cercanías de Ansbach) y fue alto funcionario de los condes de Durne (Waldürn, en Odenwald) y Wertheim. Se sabe que en la corte del landgrave de Turingia relacionóse con Walther von der Wogelweide, uno de sus protectores (cfr. el pró­logo de Willehalm). Mantuvo una intensa disputa con su gran contemporáneo Gott­fried von Strassburg (v.), quien le atacó violentamente; los poemas de ambos auto­res, en efecto, presentan una franca oposi­ción entre sí, tanto ideológica como artística. Wolfram lucha con un profundo sentimiento religioso en favor de la recta actitud del caballero en el mundo, se esfuerza por en­contrar una solución satisfactoria que no haga peligrar la eterna beatitud y merezca asimismo un reconocimiento terreno, y pro­cura responder a otros problemas urgentes de su época: las relaciones entre hombre y mujer, aventura caballeresca y amor ideal, cristianos y paganos, Oriente y Occidente.

En los grandes poemas Parzival y Willehalm formula sus conclusiones con la mayor in­tensidad poética plástica y lingüística. De una tercera obra narrativa, Titurél (v.), técnicamente importante por la forma ca­racterística de su estrofa (más tarde am­pliamente imitada), sólo poseemos algunos fragmentos iniciales. Incompleto se halla también Willehalm (v.), representación del tránsito interno del héroe desde los afectos humanos y las ideas de venganza a una ética de humildad y perdón, situada sobre el fondo del grandioso encuentro de los ejér­citos paganos y cristianos. Como poeta y cantor de canciones amorosas, en particular de las del tipo denominado «Canciones del día», el autor escribió composiciones origi­nales tanto de pensamiento como de forma.

De sus poemas narrativos sólo Parzival (v. Perceval) está completo: en él, Wolfram, a través de un argumento artísticamente construido y variado, canta el camino andado por el héroe desde la torpe angustia de su juven­tud hasta el ideal caballeresco; en este pro­ceso llega, mediante el dolor y el pecado, a la conquista de la sabiduría, y, desde una transformación y una afirmación íntimas, alcanza, con la gracia divina, la unión ideal de la recompensa de Dios y de los hombres, simbolizada en la obtención final del reino del Graal y de la esposa Kondwiramur. Vin­culada a la historia de Parzival aparece la del caballero Gawen, que, ante todo, aclara poéticamente otro problema caballeresco (el del amor ideal y el culto a la dama), y ter­mina con la nueva idea del nexo amoroso matrimonial. Dentro de un ámbito más ex­tenso, finalmente, se hallan planteadas tam­bién las cuestiones del paganismo y de las re­laciones entre Oriente y Occidente en las historias de Gahmuret y Feirefiz.

En la base de la obra de Wolfram aparecen algunos poemas franceses; a Parzival corresponde Perceval, de Chrétien de Troyes, que, sin embargo, el alemán no sólo completó sino que incluso amplió extraordinariamente, con el supuesto aprovechamiento de una segunda «fuente», cierto «Kyot», que es, en realidad, una clara invención del poeta; se deben, por lo tanto, a Wolfram las más geniales reelaboraciones del tema y las adiciones.

F. Maurer