William Cowper

Nació el 26 de noviem­bre de 1731 en Berkhampsted (Hertford­shire) y murió el 25 de abril de 1800 en East Dereham (Norfolk).

Hijo de un cura rural, desde niño padeció crisis de profunda me­lancolía. Muy débil de carácter (hasta el punto de que, incapaz de superar la opo­sición de su tío, no logró casarse con su prima Teodora, a pesar de ser correspon­dido), sufrió un primer ataque de locura en 1763, época en que intentó suicidarse para eludir un fácil examen.

Recobrado el equi­librio mental en un manicomio, compuso los Apuntes escritos durante un período de locura [Lines during a period of insanity], que revelan su extremada sensibilidad y su religioso terror a la muerte, al pecado y la condenación eterna. Llegado a Hunting­ton en 1765, entabló amistad con el reve­rendo Urwin.

A la muerte de éste, C. se quedó a vivir con la viuda, Mary, la cual le acompañó a Olney, Buckinghamshire, y por quien fue cuidado amorosamente y alen­tado a escribir. Sin embargo, el párroco del pueblo, John Nerwton, al exhortarle con demasiada energía a la piedad y a las prácticas religiosas, favoreció su obsesión; y así, en 1773, C. sufrió una nueva crisis de lo­cura que duró tres años.

En 1779 apare­cieron los Olney Hymns, versos que refle­jan una profunda simpatía hacia todos los seres vivos, hija del sentimiento de una pena común, y en 1782 publica un nuevo tomo en el que figuran, entre otras cosas, Conversaciones en tomo a la mesa [Table Talk].

En 1781 nació su breve pero valiosa amistad con lady Austen, que le sugirió los temas de La divertida historia de John Gil­pin (v.) y de La tarea (v.); en esta última obra, el tono de fácil coloquio, típico del siglo XVIII, profundiza hacia una intimidad de revelación personal que prenuncia el Romanticismo.

Entre 1784 y 1791, C. tra­bajó en una traducción de Homero, más fiel pero menos viva que la de Pope. En 1794 le sobrevino otro ataque de melancolía agu­da, dolencia de la que ya no se repondría. Su amigo John Johnson lo condujo, junto con la señora Urwin, víctima de parálisis, a su casa de East Dereham, donde el poeta falleció al cabo de cinco años de sufrimien­tos, expresados en la poesía El proscrito [The Castaxway], grito de terror angustioso y metafísico.

Cabe recordar, además, las deliciosas cartas de C., muy admiradas y, en opinión de algunos, el mejor epistolario de la literatura inglesa.

F. Mei