Wilhelm Dilthey

Nació en Biebrich (Renania) el 19 de noviembre de 1833 y murió en Siusi (Tirol austríaco, actualmente provin­cia de Trento) el 3 de octubre de 1911.

Hijo de un deán de la Iglesia reformada, había sido orientado a la carrera eclesiástica, tradicional en su familia, y estudió Teología. En 1853 ingresó en la Universidad de Berlín, donde entre sus maestros figuraron Trende­lenburg y Ranke. Graduado allí a los vein­ticuatro años, al cabo de otros dos fue nom­brado profesor de Filosofía de la Universi­dad de Basilea.

Durante este período de su existencia, y bajo el influjo del ambiente positivista que predominaba en las corrien­tes filosóficas alemanas, estudió la óptica de Helmholtz y la psicología de Fechner. Sus intereses culturales se ampliaron con pro­digiosa rapidez; Dilthey se dedicó a las investi­gaciones psicológicas y a estudios históricos y literarios.

Pasa también por las Univer­sidades de Kiel y Breslau, hasta que en 1882 sucede a Lotze en la cátedra de la de Berlín, donde permanecería hasta el fin de su días. Durante los últimos años de su vida, dejada ya la enseñanza, recibía en su casa a un grupo de discípulos íntimos. En 1867, Dilthey ha­bía publicado una biografía de Schleiermacher (Das Leben Schleiermacher), y en 1883 aparecía el primer tomo de su Introducción a las ciencias del espíritu (v.).

En tal obra, nuestro autor intenta establecer una «inde­pendencia de método» para las «ciencias del espíritu». La distinción entre éstas y las de la naturaleza, que Dilthey introduce en el texto en cuestión, estaba llamada a obtener un amplio eco y habría de provocar polémicas y discusiones aún no extinguidas.

Las cien­cias del espíritu tienen como objetivo pecu­liar el hombre y su desenvolvimiento; según el autor, es posible asumir ante el mundo humano una actitud de «comprensión in­terna», que no podemos adoptar ante el de la naturaleza. De esta suerte, los instrumentos necesarios para la comprensión del mundo historicosocial pueden ser alcanzados por la propia experiencia psicológica, con lo cual la psicología resulta para Dilthey la primera y más elemental de las ciencias del espíritu, por cuanto es fundamento de cualquier ela­boración ulterior.

La experiencia inmediata y vivida como realidad unitaria («Erlebnis») constituye el órgano de comprensión de la realidad histórica y de la del hombre en su verdad viva. En los ensayos titulados Estu­dios para el establecimiento de las ciencias del espíritu [Studien zur Grundlegung der Geisteswissenschaften] y La construcción del mundo histórico en las ciencias del espí­ritu (v.), aparecidos entre 1905 y 1910, Dilthey sometía a un riguroso análisis el concepto de «Erlebnis» y procuraba aclarar ulterior­mente la distinción entre ciencias del espíritu y de la naturaleza.

En el ensayo La esencia de la Filosofía [Das Wesen der Phi­losophic], de 1907, el autor llegaba, final­mente, a teorizar sobre el fracaso de la Filosofía en cuanto Metafísica. A este tipo de sistema filosófico, que pretende ser una imagen de la realidad y llevar todos los aspectos de esta última a un único principio absoluto, opone Dilthey una filosofía que, reco­nociendo su propio carácter histórico y rela­tivo, intente analizar las actitudes humanas y explicar las estructuras del mundo en que vive el hombre.

Considera la Filosofía uno de los organismos que integran una civilización, y cree que la misión del histo­riador consiste precisamente en la captación de las relaciones que en una sociedad deter­minada unen las diversas manifestaciones del mundo cultural. En tales premisas de tipo teórico se hallan basadas las principales obras históricas de Dilthey, Concepción de la vida y análisis del hombre desde el Renacimiento y la Reforma, de 1891, e Historia de la ju­ventud de Hegel (v.), publicada en 1905.

La ideología de nuestro autor ha alcanzado una gran resonancia en la cultura filosófica europea; a ella se encuentra explícitamente vinculada la obra de Heidegger, en tanto que algunos temas característicos del pen­samiento de Dilthey aparecen desarrollados en las ideas de Meinecke, Simmel y Weber.

P. Rossi