Vālmīki

El mítico autor del Rāmāyana (v.) vivió, al mismo tiempo que el héroe cuyo nombre lleva el gran poema, en una fabulosa antigüedad. Según la leyenda, era brahmán por nacimiento, y, abandonado por sus parientes, recogiéronle unos rudos mon­tañeses, quienes le indujeron al triste oficio de ladrón. Durante muchos años satisfizo sus necesidades con los ingresos proceden­tes de robos y homicidios. Finalmente, en cierta ocasión, un «mahaṛṣi» al que había agredido le propuso dirigirse al hogar y preguntar a la esposa y a los hijos si apro­baban su conducta criminal; Vālmīki obedeció, y poco después regresó junto a él y manifestó, temeroso y humillado, la repugnancia de los familiares respecto de sus procedimientos. El sabio, entonces, exhortóle a la incesante repetición de la palabra «marā» (anagrama de Rāma), y desapareció.

A lo largo de muchos años Vālmīki permaneció fiel a este con­sejo, y guardó tal inmovilidad que llegó a quedar completamente cubierto de hormi­gas (sánscrito «valmīka», de donde su nom­bre). Cuando el anciano sabio apareció de nuevo libróle de su extraña posición, reco­noció sus indudables méritos, y consideróle digno del título de « mahaṛṣi ». Cierto día, empero, mientras realizaba las abluciones sacras vio como un cazador daba muerte a una garza real macho sorprendida con su hembra a orillas de un río; la imprecación que lanzó contra la crueldad constituyó, in­conscientemente, el primer ejemplo de una típica forma métrica: la «śloka». Mediante este género de estrofa cantó luego, a ins­tancias de Nārada, las gestas de Rāma, y presentó más tarde todo el texto a Kuśa y Lava, hijos del gran héroe, quienes, a su vez, recitaron el poema en la corte, ante el mismo Rāma. La tradición indígena hace de Vālmīki el «primer poeta» por excelencia, y admira la nobleza de su estilo y la singular capacidad de invención.

O. Botto