Poetagriego de la época helenística, que nació en Siracusa y vivió durante laprimera mitad del siglo III a. de C. Permaneció algún tiempo en la isla de Cos, y más largamente en Alejandría. En su ciudad natal procuró obtener la protección del poderoso Gerón (como lo demuestra el poema XVI, hacia 275 a. de C.), y en la gran metrópoli egipcia la de los Tolomeos (así cabe inferirlo delos poemas XIV, XV, XVII) en la época de Filadelfo, que reinó de 283 a 246. Elpoema VII, en el que figuran los nombres de dos poetas, Filitas de Cos y Asclepiades de Samos, considerados como maestros y jefes de escuela, permite saber que Teócrito perteneció a varios cenáculos literarios de Cos e intervino en discusiones acerca del arte; ignoramos, empero, cuáles pudieran ser sus relaciones con el docto poeta y corifeo alejandrino Calimaco (v.), situado en el centro de la mayor polémica artística de la época. Los restantes datos biográficos de Teócrito resultan débiles o insignificantes, salvo la dedicación del p. VI a cierto Árato, que no parece haberse identificado con el conocido poeta (v.), y la amistad con el médico Nicias, a quien se hallan dirigidos los pp. XI y XIII, y para cuya esposa, Teogénides, envió el autor a Mileto, junto con el p. XXVIII, una rueca de marfil hecha en Siracusa. El cancionero de Teócritoes breve y exquisito. Recibe en conjunto el título genérico de Idilios (v.), o sea «poemas breves», y comprende poesías de muy diversos tonos y formas. Incluso el grupo integrado por las composiciones bucólicas (pp. I,III, XI, que abarca diez, o sea el mismo número de las posteriores Eclogaede Virgilio) presenta varios tipos formales, y, junto a los típicos mimos pastoriles,acoge escenas meramente agrestes (p. X), o bien admite motivos mitológicos demarco bucólico («Dafnis», p. I; «Polifemo», pp. VI y XI), y, también, representaciones y diálogos de significación completamente distinta, como las«Talisias» (p. VII); de tal suerte, y a través de los imitadores y de Virgilio, quedó abierto hacia la Edad Moderna el camino de la alegoría en este género literario de la poesía pastoril, establecido precisamente con Teócrito. Otrostres de los Idilios son mimos urbanos (igualmente famosos, pero muy diversos entre sí, resultan el p. II «Simeta» y el XV «Las siracusanas»); aquí encontramos un fundamento para la relación del estilo del autor, en ciertos aspectos y — lo que es más interesante — en la representación mímica y en la tendencia realista, con la más antigua actividad artística de su conterráneo Sofrón, compositor de mimos. También las restantes composiciones de la colección, y en particular los epilios o poemas épicos breves (el XIII, «Ha»;el XXIV, «Heraclisco»; y, por otra parte, el XXII, «Himno a los Dioseuros»),responden a tendencias y exigencias del gusto helenístico, ya por la brevedad de la narración o bien por el afán de novedades en la estructura de los textos.La mayoría de los Idilios están escritos en un dialecto dórico en el cual persiste la tradición literaria de la variedad siracusana; coincide aquél también, no obstante, con la de las Espóradas y de áreas fronterizas como Cirene. Sin embargo, admite asimismo formas procedentes, en general, de la tradición poética griega, y singularmente homérica. Otros poemas (XII, XVI,XVII, XXII) aparecen en el dialecto de Homero, estrictamente literario porende, como ocurre con los escritos en el de Eolia (XXVIII y XXX), a imitaciónde Safo y Alceo. Ello revela también el gusto helenístico, y el interés doctrinal respecto del medio lingüístico. En cuanto al metro, el verso utilizado por Teócrito es siempre, menos en los poemas eólicos, el hexámetro dactilico. No obstante, en este literato, el principal y más denso de los autores poéticos alejandrinos, y, sobre todo, poeta amoroso de variada fantasía, latécnica no anula jamás la inspiración. Su valor poético y, en particular, la moda de la poesía bucólica le situaron al frente de una tradición literaria griega y latina que persistió hasta el Humanismo y aún más allá. Sin embargo, cabe hacer notar que en el «corpus» divulgado por los bucólicos griegos, y en el cual figuran también Mosco, Bión y otros, las poesías apócrifas se hallan mezcladas a las auténticas ya desde las primeras ediciones. De los treinta poemas iniciales del «corpus» ni tan sólo la tradición manuscrita atribuye al autor los XIX,XXI, XXIII, XXV y XXVII; en cuanto a los restantes, no es auténtico el IX, yresultan dudosos el VII y el XXVI.
C. Gallavotti