Nació en Dublín el 30 de septiembre de 1852 y murió en Londres el 29 de marzo de 1924. Durante su infancia reveló ya una notable inclinación a la música. Tuvo por maestro de órgano y composición a Robert Stewart. En 1870 se matriculó en el Queens College de Cambridge, y apenas transcurridos tres años fue nombrado organista del Trinity College, de la misma ciudad. A fin de perfeccionar su cultura se dirigió a Alemania, donde recibió lecciones de Reinecke, en Hamburgo, y luego de Kiel, en Berlín. Mientras tanto, había proseguido su actividad de compositor y director, a la cual se añadió la de profesor del Royal College of Music londinense, que desarrolló hasta la muerte y contribuyó, junto con otros elementos de su personalidad, al enorme prestigio de su nombre. Como Parry (v.), trabajó decisivamente en el renacimiento de la música inglesa, y no sólo con la formación de una verdadera «escuela», de la cual partieron los principales compositores de la Inglaterra contemporánea, sino también instaurando, y en ciertos casos, renovando, una tradición sinfónica y coral que asignó a su país, aunque de una manera tardía y limitada, una participación en la formación de la cultura musical del siglo XIX romántico.
En el catálogo de Grove figuran unas doscientas composiciones de nuestro autor. Fecundo, aun cuando irregular, compuso diez óperas, música escénica y religiosa, páginas corales, siete sinfonías, cinco rapsodias irlandesas, conciertos para orquesta e instrumentos solistas, tríos, cuartetos, quintetos, piezas para violín, violoncelo, clarinete, piano y órgano, y una gran cantidad de obras líricas inspiradas en cantos populares irlandeses y textos de varios poetas. Dentro de esta abundante producción merecen un lugar aparte las Irish Rhapsodies, en las que el compositor se revela músico de sentimientos profundos impulsados por la nostalgia de los recuerdos de su tierra, que expresa en poéticas visiones, suavemente melancólicas. Otras composiciones suyas notables son las Variaciones para piano y orquesta, los dos Conciertos para violín, y el Concierto para clarinete y conjunto orquestal.
En las obras corales, singularmente, demostró Stanford una maestría absoluta del estilo (así, en las baladas Revenge, The Voyage of Maldune y Phaudrig Crohoore); lo mismo cabe afirmar respecto de las composiciones líricas vocales, que fueron definidas a «legend of perfection» y situaron a su autor entre los grandes liederistas contemporáneos, junto a Brahms y Fauré, por ejemplo. También en la producción teatral aparecen los sigilos de un notable talento, sobre todo en las óperas The Canterbury Pügrims, Much Ado about Nothing y, particularmente, Shamus O’Brien.
B. Boccia