Nació en torno a 360 en un lugar no determinado y en el seno de una familia noble de Aquitania, y murió probablemente en Prémillac (Périgord) hacia el año 413. Estudió en Burdeos, contrajo matrimonio con una joven de linaje consular y ejerció la abogacía hasta que la pérdida inesperada de la esposa le llevó a una profunda crisis espiritual y al abandono de la vida mundana. En tal decisión, convertida en realidad en 399 con la venta de los bienes y su retiro a Prémillac, parecen haber influido como factores determinantes no solamente su suegra Basula y algunos amigos, sino también la correspondencia epistolar, no conservada, de Sulpicio con Paulino de Burdeos, obispo de Ñola (v.), y las relaciones con San Martín de Tours.
Sabemos, además de otros detalles, que en 396 realizó una visita al santo. Es probable, pero no positivamente cierta, la veracidad de la afirmación contenida en De viris illustribus, de Genadio (v.), según la cual Sulpicio habría sido ordenado sacerdote. De éste conservamos una Crónica (v.) latina en dos libros, narración histórica que abarca desde los orígenes del mundo hasta el año 400 d. C. y presenta una última parte, muy interesante, acerca de los acontecimientos contemporáneos; una serie de Diálogos de Postumiano y Galo (v.), dedicada en general a la exaltación del santo obispo de Tours, y una Vida de San Martín (v.); estos dos últimos textos son importantes en cuanto documentos para la historia de la difusión del cristianismo y de la formación del «culto» a San Martín en el territorio galo. De las diversas cartas atribuidas a Sulpicio, la crítica juzga auténticas sólo tres: las dirigidas a Eusebio, a Aurelio y a su suegra Bassula.
C. Falconi