Religioso español, fundador de la Orden de Predicadores. Nació en Caleruega (Castilla la Vieja) en 1170, murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221. Fue arcediano de la catedral de Osma desde 1198; acompañó a su obispo en el viaje que hizo para tratar del matrimonio de un hijo de Alfonso IX de Castilla (1203) con una princesa de Dinamarca.
Al ver el crecimiento de la herejía albigense, pidió y obtuvo de Inocencio III el permiso de combatirla, a cuyo efecto instituyó el «Rosario» (1206). Estuvo en la cruzada de Simón de Monforte. En 1215 fundó en Tolosa la orden que lleva su nombre. El papa le confió el cargo de lector, consistente en la censura de los escritos y en la interpretación de las Escrituras, aunque no deja de viajar por Italia, Francia y España.
Fue un buen orador sagrado y se le atribuyen, con poco fundamento, algunos Escritos. Canonizado en 1234, la Iglesia le celebra el 4 de agosto. Domingo es, con Francisco de Asís, el autor de una revolución religiosa decisiva para la evolución del espíritu medieval y aun de la misma Iglesia.
Los dominicos no son monjes únicamente contemplativos como los benedictinos, sino que se lanzan a través del mundo e intervienen en la vida cotidiana. Más que al pueblo, su predicación dogmática y apologética, tanto de palabra como por escrito, se dirige a los intelectuales.